Chapter Content
A ver, a ver... ¿la mayor habilidad, no? Es que yo creo que es la capacidad de cambiar, de transformarse uno mismo. ¡Qué cosa, eh!
¿El mayor error que he cometido? Uf, ¡he cometido un montón! Pero, ¿sabes qué? Siempre he usado como la misma fórmula, ¿no? Reflexionar sobre ellos, analizarlos un poco. La mayoría, yo creo que eran inevitables para la edad que tenía, ¿sabes? Como que no los veía venir, solo me daba cuenta después. Y para salir de ese pozo, me preguntaba, pero en plan... en plan introspectivo, ¿eh? "¿Qué le dirías a tu yo de 20 años si tuvieras 30? ¿Qué consejo le darías a tu yo de 30 si tuvieras 40?" Y si eres más joven, pues cada cinco años, ¿no? Y me sentaba a pensar, en plan... "¿En 2007, qué estaba haciendo? ¿Cómo me sentía? ¿En 2008, qué estaba haciendo? ¿Cómo me sentía?".
Porque la vida, al final, tiene sus altibajos, ¿no? A veces va todo viento en popa y otras veces te comes una tormenta. Pero la vida sigue, ¿eh? Y la experiencia, yo creo, depende de cómo la interpretes tú, ¿no? Al final, somos humanos, con nuestros sentimientos, nuestras emociones... Y pues, nacemos y luego... pues nos vamos, ¿no? Pero cómo interpretas lo que te pasa, eso es cosa tuya. Cada uno lo ve a su manera, vamos.
A ver, sinceramente, si pudiera volver a empezar, yo creo que tomaría las mismas decisiones, ¿eh? Lo que sí intentaría controlar más mis emociones, ser un poco más tolerante, más tranquilo, menos... menos broncas, ¿sabes? Por ejemplo, cuando era más joven, que esto lo sabe mucha gente, monté una empresa que tuvo mucho éxito, pero no me pagaron lo que me tocaba, ¿no? Y terminé demandando a gente. Al final, la cosa se solucionó, conseguí lo que quería, pero ¡madre mía! ¡Qué estrés! ¡Qué rabia!
Ahora, con la perspectiva que tengo, no dejaría que la rabia me controlara. Hablaría directamente con la gente: "Mira, esto es lo que hay, esto es lo que voy a hacer, y esto es lo que considero justo o injusto".
Entendería que esa ira, esas emociones a flor de piel, te traen consecuencias que no valen la pena, ¿sabes? Ahora, sigo defendiendo lo que creo correcto, pero aprendí a pensar a largo plazo, a no dejarme llevar por la rabia. Porque muchas veces, si te paras a pensarlo fríamente, ¡muchos problemas ni siquiera son problemas!
Es que, al final, todo son hábitos, ¿eh? ¡Todo! Los hábitos nos controlan. Algunos los tenemos desde pequeños, ¿sabes? Como ir al baño, cuándo puedes llorar, cuándo no, cuándo puedes reír, cuándo no. Y así, poco a poco, vamos creando hábitos. Aprendemos cosas y se convierten en parte de nosotros.
Cuando crecemos, tenemos miles de hábitos, ¡miles! Y funcionan en nuestro subconsciente, sin que nos demos cuenta. Y el cerebro, pues solo usa un poquito de su capacidad para pensar en cosas nuevas. Al final, somos nuestros hábitos, ¿eh?
Yo me di cuenta de esto cuando empecé a ir al gimnasio, ¿sabes? Nunca había sido constante con el ejercicio. Y mi entrenador me puso una rutina diaria, que no era muy difícil, ni nada que me matara, pero tenía que hacerla todos los días. Y, poco a poco, ¡madre mía! Noté un cambio increíble en mi cuerpo y en mi cabeza.
Es que para tener paz mental, ¡primero hay que tener paz física!
Y el ejercicio me enseñó el poder de los hábitos, ¿eh? Me di cuenta de que todo se reduce a eso, a los hábitos. En cada momento del día, estamos creando hábitos nuevos o deshaciéndonos de los viejos. Y las dos cosas, ¡llevan tiempo!
La gente dice, "Quiero ponerme en forma, quiero estar sano. Ahora estoy gordo, me veo mal". Pues para cambiar tu cuerpo, tienes que hacer ejercicio. Pero si solo lo haces tres meses, no creas un hábito y no mantendrás los resultados. Para crear un hábito y mantenerte en forma, necesitas, por lo menos, diez años, ¿eh? Lo normal es que cada seis meses cambies algún hábito malo por uno bueno. Pero depende de lo rápido que cambies tú, claro.
Hay un filósofo indio, Krishnamurti, que decía que todo está en constante cambio interno, ¿eh? Que uno tiene que estar preparado para cambiar por completo en cualquier momento. Y, cuando dices "Voy a intentar hacer algo nuevo" o "Voy a intentar crear un hábito nuevo", en realidad... ¡Te estás echando para atrás!
En realidad, estás diciendo: "Dame más tiempo". Pero lo que deberías hacer es seguir tu instinto. Si quieres conocer a una chica guapa, ¡pues conócela! Si te apetece una bebida, ¡pues tómala! Si de verdad quieres hacer algo, ¡hazlo!
Decir "Voy a intentar" es una excusa para no hacerlo, ¿sabes? Pero, por lo menos, tienes que ser consciente de lo que realmente sientes: "Digo que quiero hacer esto, pero en realidad no quiero, porque si quisiera, ¡ya lo estaría haciendo!".
Y si de verdad quieres hacer algo, una buena idea es contárselo a todo el mundo, ¿eh? Por ejemplo, si quieres dejar de fumar, diles a todos tus amigos: "He dejado de fumar, lo he conseguido. Te lo prometo".
Actúa en el momento, ¡así de simple! Pero la mayoría dice que no está preparado, y por eso no se lo cuenta a nadie. Y si es así, pues sé honesto contigo mismo y admítelo: "No estoy preparado para dejar de fumar. Me encanta fumar, es muy difícil dejarlo".
Y si de verdad quieres dejarlo, pues piensa así: "Me voy a poner un objetivo más realista. Primero, voy a fumar menos. Voy a pedirle a mis amigos que me ayuden. Voy a intentarlo durante tres o seis meses. Y cuando lo consiga, me pondré otro objetivo. Voy a hacer cosas que sí pueda hacer, en lugar de no hacer nada y sentirme culpable".
Es que, cuando de verdad quieres cambiar, actúas, ¿eh? Pero la mayoría no quiere cambiar, o no quiere pasar por el mal rato de cambiar. Pero, por lo menos, reconócelo, sé consciente de cómo te sientes y de lo que piensas. Y así, te puedes poner objetivos pequeños y alcanzables, para poder avanzar de verdad.
Actúa rápido, pero ten paciencia con los resultados.
Si tienes que hacer algo, hazlo, ¡y ya está! La vida pasa volando y la juventud no vuelve. No pierdas el tiempo esperando, no te quedes parado. Cada uno tiene su misión en la vida, así que no pierdas el tiempo haciendo cosas que no te corresponden.
Y cuando decidas hacer algo, actúa rápido, con toda tu energía y toda tu atención. Pero al mismo tiempo, ten paciencia con los resultados. Porque lo único que puedes controlar eres tú mismo, ¿eh? El resto del mundo es complicado y está lleno de sorpresas.
Que el mercado acepte un producto lleva mucho tiempo. Que una colaboración funcione, o que te coordines con la gente en el trabajo, lleva su tiempo. Hacer algo bien hecho, ¡lleva tiempo! Porque tienes que mejorarlo una y otra vez. Así que actúa rápido, pero espera los resultados con calma. Como decía Naval, la inspiración es efímera. Cuando te llegue la inspiración, ¡actúa en ese mismo instante!