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Calculating...

A ver, a ver... ¿De qué les quería hablar hoy? Ah, sí, sobre la felicidad. Mira, hace, no sé, como diez años, si me preguntabas si era feliz, ¡uff! Ni te respondía, ¿sabes? Era un tema que prefería evitar. Si tuviera que ponerle una nota a mi felicidad en ese momento, siendo diez el máximo, yo diría que andaba por un dos, o un tres... En los mejores días, quizás un cuatro. Pero vamos, que la felicidad no era algo que me preocupara, para nada.

Y ahora, bueno, ahora te diría que mi felicidad está en un nueve. Sí, es verdad que tener dinero ayuda, pero la verdad es que el dinero solo ha jugado un papel pequeñito en esto. Lo que más ha influido es que, con el tiempo, me di cuenta de que ser feliz era lo más importante para mí. Y, oye, pues me puse manos a la obra, utilicé un montón de estrategias y... ¡voilà!

Es que la felicidad, fíjate tú, creo que no tiene tanto que ver con la genética, ni siquiera con las decisiones que tomas. Yo creo que es más bien una habilidad, algo que se aprende, ¿me entiendes? Como cuando vas al gimnasio y te pones fuerte, o como cuando comes para nutrirte.

Y, bueno, como con todos los temas importantes, la definición de felicidad va cambiando con el tiempo, ¿no? De pequeño le preguntabas a tu madre: "¿Qué pasa cuando te mueres? ¿Existe Papá Noel? ¿Existe Dios? ¿Debo ser feliz? ¿Con quién me caso?". Y, claro, esas preguntas no tienen una respuesta única y válida para todo el mundo. Cada uno, al final, encuentra su propia respuesta, ¿no? Lo que es verdad para uno, puede ser mentira para otro, y viceversa. Mi idea de la felicidad, seguramente, es muy distinta a la tuya. Por eso creo que es tan importante que cada uno explore su propia definición.

Conozco gente que cree que la felicidad es estar en un estado de "flow", otros que creen que es conseguir todo lo que desean, otros que con conformarse ya son felices. Y, bueno, mi definición también ha ido cambiando. Lo que te hubiera dicho hace un año, seguro que no es lo mismo que te digo ahora.

Ahora mismo, creo que la felicidad es, sobre todo, un estado en el que no necesitas nada. Es como... eliminar esa sensación de carencia de tu vida. Cuando dejas de sentir que te falta algo, ahí es donde aparece la felicidad.

Porque los humanos, al final, somos máquinas de sobrevivir y reproducirnos, y estamos constantemente juzgando todo lo que nos rodea. "Necesito esto", "quiero aquello"... Estamos atrapados en una red de deseos. Y la felicidad, para mí, es ese estado de plenitud, en el que no echas nada de menos. Tu cerebro se relaja, deja de pensar en el pasado y de planear el futuro. No te arrepientes de nada, ni buscas nada.

En esos ratitos de ausencia de carencia, encuentras paz interior. Y cuando tienes paz interior, te sientes satisfecho, te sientes feliz. Pero, oye, que puedes no estar de acuerdo, ¿eh? Ya te digo, cada uno es un mundo, y cada uno entiende la felicidad a su manera.

Mucha gente confunde la felicidad con tener pensamientos positivos, o con hacer cosas que se consideran "buenas". Pero, mira, con el tiempo, leyendo, aprendiendo, viviendo experiencias, me he dado cuenta de que cada pensamiento positivo lleva dentro un pensamiento negativo. Son como dos caras de la misma moneda, ¿sabes? El yin y el yang. Si digo que estoy muy feliz, eso implica que en algún momento he estado triste. Si digo que alguien es guapo, eso implica que otros no lo son. Cada pensamiento positivo tiene esa semilla negativa dentro, y viceversa. Por eso la vida es tan grande, a pesar del sufrimiento. Tienes que ver lo negativo para apreciar lo positivo.

Para mí, la felicidad no es tener una actitud positiva, ni evitar los pensamientos negativos. Es más bien no desear nada, sobre todo nada externo. Cuanto menos desees, más aceptas las cosas como son, y más tranquila está tu mente. "La raíz de todo sufrimiento es el deseo", dicen, ¿no? Porque la mente está constantemente maquinando, pensando en el futuro o recordando el pasado. Cuanto más vivo en el presente, más feliz me siento, más satisfecho estoy. Pero si intento aferrarme a esa felicidad, si quiero que dure para siempre, ya la fastidié. Porque ahí ya estoy deseando, estoy apegado a algo externo, intentando convertir un momento en algo eterno.

Para mí, la felicidad es, sobre todo, ausencia de dolor, ausencia de deseo, no estar enganchado al pasado o al futuro, abrazar el presente, abrazar la realidad, abrazar todo lo que es.

Si quieres paz interior, tienes que ir más allá de juzgar todo como bueno o malo. La naturaleza no entiende de felicidad o infelicidad. Desde el Big Bang, todo sigue leyes matemáticas, causa y efecto. Todo es perfecto tal y como es. La felicidad o la infelicidad solo existen en nuestra cabeza, porque deseamos cosas y etiquetamos todo como "perfecto" o "imperfecto".

El mundo es solo un espejo de tus propios sentimientos. La realidad es neutra, no juzga. Un árbol no es bueno ni malo. Nosotros, como seres humanos, recibimos un montón de estímulos del mundo exterior, sonidos, imágenes... Y tú decides cómo pensar, cómo juzgar y cómo reaccionar a todo lo que percibes. La elección es tuya.

A eso me refiero cuando digo que "la felicidad es una elección". Si crees que la felicidad es una elección, como yo, entonces puedes empezar a elegirla.

Las emociones parecen venir de fuera, pero no es así.

Con el tiempo, también he llegado a creer que cada uno de nosotros es muy pequeño, una mota de polvo en el universo. Y esa idea me ha ayudado a ser más feliz. Si te crees la persona más importante del mundo, vas a querer que todo el universo se adapte a tu voluntad. Y si el universo no te hace caso, te frustras.

Pero si te ves como una bacteria, como una ameba, si ves tus esfuerzos como escribir en el agua o construir castillos de arena, no vas a esperar nada de la vida. La vida es así, la realidad es esta. Lo aceptas y ya está. La "felicidad" no es algo que existe ahí fuera, es una sensación interna.

La felicidad es lo que queda después de eliminar la carencia.

Si eliminas la "felicidad" y la "infelicidad", lo que te queda es un estado neutro. Pero ojo, que neutro no significa aburrido. Mucha gente piensa que un estado neutro es soso, sin emoción. Pero no. El estado neutro es el estado de los niños. ¿Te has fijado en que los niños suelen ser felices? Porque están completamente inmersos en lo que les rodea, en el presente, sin esperar que el mundo se adapte a sus gustos y deseos. Yo creo que el estado neutro es, en realidad, el estado perfecto. Si no te dejas llevar por tus pensamientos y tus deseos, puedes ser feliz.

La vida es corta, como una luciérnaga en la noche. Un abrir y cerrar de ojos. Hay que aprovechar cada minuto. Y "aprovechar" no significa estar todo el día persiguiendo deseos tontos, sino ser consciente de que cada segundo que pasas en este planeta es valiosísimo. Como ser humano, tienes la responsabilidad de ser feliz, de interpretar las cosas de la mejor manera posible.

Pensamos que es difícil cambiar, que nuestra personalidad es inamovible, pero lo cierto es que nosotros somos maleables y el mundo es, básicamente, fijo.

¿Practicar meditación ayuda a aceptar la realidad?

Pues sí, pero la verdad es que ayuda poco. (Risas) Aunque lleves años meditando, si alguien te dice algo que te toca la fibra, puedes perder la paz en un instante y volver a tu estado de "yo quiero". Es como si estás levantando pesas de medio kilo y, de repente, te ponen una barra enorme con un montón de discos encima y te ponen una pila de platos en la cabeza. ¡No puedes con eso!

Meditar siempre es mejor que no hacer nada. Pero, aun así, cuando llega el dolor de verdad, ya sea físico o emocional, es difícil que te salve. Así que, la verdadera felicidad es, sobre todo, un subproducto de la paz interior. Y la paz interior viene de aceptar la realidad, no de cambiar lo que te rodea.

Si eres una persona muy racional, puedes entrenar tu indiferencia, aprender a ignorar lo que no puedes controlar.

Yo, por ejemplo, hago lo siguiente:

Reduzco la importancia que me doy a mí mismo.

Silencio el ruido mental.

No me preocupo por las tonterías.

No me meto en política.

Me alejo de la gente amargada.

Valoro mi tiempo.

Leo filosofía.

Medito.

Me relaciono con gente feliz y satisfecha.

Y, mira, estas cosas funcionan. Puedes aumentar tu nivel de felicidad poco a poco, como si estuvieras entrenando tu cuerpo.

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