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Calculating...

Vale, vale, vamos a hablar de algo... algo que a mí, personalmente, me cambió la vida por completo. Es como, un "reseteo", ¿sabes? Una especie de... de choque de realidad que te hace replantearte todo. Se trata de ser consciente, pillar la onda, ¿me entiendes?

Todo empezó cuando me enfrenté a una simple cuenta, una matemática súper básica, pero que me impactó muchísimo. Era la cantidad de tiempo que, supuestamente, me quedaba con la gente que más quiero. Fue... duro, eh. Emocionalmente agotador, pero totalmente necesario. De ahí surgió una nueva conciencia, otras prioridades... un cambio radical, vamos.

Y ahora, quiero que tú, sí, tú que me estás escuchando, hagas lo mismo. A ver, es muy fácil. Coges papel y boli y apuntas. Primero, piensa en alguien a quien quieres un montón, pero a quien no ves tanto como te gustaría. Un amigo, un familiar... da igual. Apunta su nombre.

Ahora, más o menos, calcula cuántas veces al año ves a esa persona. ¿Dos veces? ¿Tres? ¿Una? Apúntalo también.

Luego, escribe tu edad y la de esa persona. Bien. Ahora viene la parte importante. Resta la edad de la persona mayor de ochenta. Sí, ochenta. Es una aproximación, ¿vale? Pero nos vale. El resultado es... los años que, aproximadamente, te quedan con esa persona.

Y ahora, la cuenta final, la que te va a dar el "zasca". Multiplica el número de veces que ves a esa persona al año por el número de años que te quedan con ella. Y... ¡voilà! Con esta matemática terroríficamente sencilla, has calculado el número de veces que vas a ver a esa persona antes de que... antes de que ya no esté. Impresiona, ¿verdad?

Lo importante de todo esto es darse cuenta de que no todos esos números están escritos en piedra, ¿sabes? Algunos los puedes controlar. Por ejemplo, cuando decidimos mudarnos para estar más cerca de la familia, el número de veces que podía ver a mis padres se multiplicó. Fue una decisión importante, drástica incluso, pero mereció la pena.

Quizás tú no tengas que hacer algo tan radical. A lo mejor, esta cuenta te sirve para darte cuenta de que tienes que priorizar esas comidas con tus amigos, esos paseos con tus hermanos, esas reuniones familiares anuales... Yo que sé. La clave está en eso, en ver los números, en tomar conciencia y, a partir de ahí, crear más tiempo para la gente que te importa.

Y nada, repite este ejercicio con todas las personas que quieras. Ya verás cómo te sirve de "reseteo". Una intervención que te va a abrir los ojos y te va a hacer ver las cosas de otra manera. Te lo aseguro.

Ah, y una cosa más. Lo de los ochenta años es una aproximación, ¿eh? Si sois mayores de ochenta o si sois de los optimistas, podéis usar cien como referencia. Lo importante es que hagáis la cuenta y os sirva para daros cuenta de lo que realmente importa. Venga, ¡a por ello!

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