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Calculating...

Okay, a ver, vamos a hablar un poquito sobre cómo mejorar la comunicación en nuestras relaciones, ¿no? Y esto es algo que, bueno, a todos nos viene bien, creo yo. Se me ocurrió esto de... ayudado, escuchado o abrazado. Y es que, miren, yo soy de esas personas que, por defecto, intentan arreglar las cosas. O sea, alguien me cuenta un problema y, ¡pum!, automáticamente mi cerebro empieza a buscar soluciones. Y en el trabajo, bueno, esto suele ser bastante útil, ¿no? Pero, a ver, en las relaciones personales... la cosa cambia.

Durante años, esta mentalidad de "yo lo arreglo todo" me trajo muchísimos problemas con mi esposa, con mi familia, con mis amigos... Era algo así como que venían a mí con un problema y yo, sin pensarlo dos veces, me ponía a desmenuzar la situación, a ofrecer posibles soluciones. Y lo que me frustraba un montón era que la otra persona, muchas veces, rechazaba mis ideas, se alejaba, incluso se enfadaba conmigo por ofrecerlas. ¿Por qué? No entendía.

Pero bueno, después de mucho tiempo, ¡muchísimo tiempo!, me di cuenta de algo fundamental: A veces, la gente no quiere que les arregles nada. Simplemente, quieren que estés ahí, con ellos, ¿me entienden? Que los acompañes, vaya.

Entonces, esto de "ayudado, escuchado o abrazado" es una técnica que usan mucho los terapeutas, los profesores, los consejeros... Pero, a ver, que también es súper útil para mejorar la comunicación en el día a día, con la gente que queremos. Porque lo que hace es que te permite dar a la otra persona justo lo que necesita en ese momento.

¿Cómo funciona? Pues, es muy sencillo. Cuando alguien cercano a ti viene con un problema, pregúntale: "¿Quieres que te ayude, que te escuche o que te abrace?". Así, tal cual.

A ver, si te dice "ayúdame", entonces sí, saca tu mentalidad de solucionador de problemas y ponte a buscar soluciones, a desgranar la situación, todo eso. Si te dice "escúchame", bueno, pues entonces escucha atentamente, deja que la persona se exprese, que se desahogue todo lo que necesite. Y si te dice "abrázame"... pues, abrázala. El contacto físico es importantísimo para mucha gente, ¿eh? Para mi esposa, por ejemplo, es fundamental. A veces, la gente solo quiere sentir que estás ahí, presente, acompañándolos.

La clave, al final, es esa pregunta. Hacer esa pregunta crea una conciencia mutua sobre lo que se necesita en ese momento. A mí, personalmente, me sacó de mi modo "arreglador" automático. En lugar de ofrecer a mis seres queridos lo que me resultaba más fácil o natural a mí, me obligaba, digamos, a conectar con ellos de la manera que mejor les venía a ellos.

Es verdad que, al principio, preguntar directamente "¿Quieres que te ayude, que te escuche o que te abrace?" puede parecer un poco raro, ¿no? Pero, al final, con el tiempo, vas a empezar a notar patrones. Vas a ver que, quizás, tu pareja casi siempre necesita un abrazo cuando está estresada, o que tu amigo lo que necesita es desahogarse un poco. Y a partir de ahí, pues ya puedes anticiparte un poco, ¿no?

Así que, si eres como yo, y te cuesta identificar qué es lo que necesita tu pareja, tu amigo, tu familiar en cada situación, dale una oportunidad a esto de "ayudado, escuchado o abrazado". Ya verás cómo mejora la comunicación, la conexión, todo. Pruébenlo, no pierden nada.

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