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Calculating...

A ver, a ver... ¿de qué les quería hablar hoy? Ah, sí, de algo que me parece súper importante para las relaciones, ¿no? Sobre todo, cuando la vida se pone, pues, un poco caótica, ¿sabes? Imagínate, el día a día te absorbe, las responsabilidades, el trabajo, los amigos... y, sin darte cuenta, la relación con tu pareja queda un poco ahí, en segundo plano, ¿no? Como si fuera algo que, pues, ya está y no necesita tanta atención.

Y claro, al principio parece que no pasa nada, pero a la larga, eso puede generar problemas. Entonces, ¿qué podemos hacer? Bueno, yo les propongo algo que a mí me ha funcionado muy bien: lo que llamamos, bueno, lo que llaman la "Cena de la Vida".

La idea es muy simple: una vez al mes, te sientas con tu pareja a cenar, o a tomar un café, si no tienes tiempo para más, y hablan de cómo les ha ido en lo personal, en lo profesional y, por supuesto, en la relación. Es como un ritual mensual para reflexionar, para ver qué han logrado, qué desafíos han enfrentado y qué metas tienen a futuro.

Mira, lo importante es fijar una fecha recurrente, ¿eh? No vale dejarlo al azar, porque entonces nunca pasa. Puedes elegir un restaurante que les guste mucho, probar un lugar nuevo, o incluso, cocinar en casa. Lo que importa es que sea un momento especial, algo sagrado, ¿sabes? Un tiempo dedicado exclusivamente a ustedes dos.

Y, ¿cómo funciona la conversación? Pues, lo ideal es que cada uno tenga su momento para hablar libremente. Primero, uno comparte cómo se ha sentido, qué ha logrado, qué dificultades ha tenido... y después, el otro. Y una vez que ambos hayan tenido su tiempo, entonces sí, pueden hablar juntos, debatir, buscar soluciones, lo que sea necesario. La clave es que cada uno se sienta escuchado y comprendido, ¿me entiendes?

Esta "Cena de la Vida" a mí me ha servido muchísimo, ¿eh? Porque crea una estructura, un espacio donde podemos crecer juntos como pareja. Si sientes que tu relación está un poco estancada, que les cuesta encontrar tiempo para conectar, te animo a que lo pruebes. En el peor de los casos, pues, te comes una buena cena, ¿no? Pero estoy seguro de que sacarás mucho más provecho que eso, ¡ya verás! Es una forma de mantener viva la llama, de seguir construyendo juntos, a pesar de todo el caos que nos rodea. Piénsalo.

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