Chapter Content

Calculating...

A ver, a ver... por dónde empiezo... ah, sí. Hubo un tipo, un tal Jakob Fugger... en realidad, era bastante joven, tenía veintitantos, y se metió en el negocio familiar. Le dieron chance de hacer sus propios tratos. Y fíjate, viajando por Austria, conoció al Archiduque Sigmund, un gastalón de primera, primo del mismísimo emperador.

El archiduque necesitaba lana, pero los banqueros ya no lo querían ni ver, ¿sabes? Ya no confiaban en él, porque no pagaba. Pero a Jakob Fugger se le prendió el foco. Le prestó tres mil florines al archiduque a cambio de que le vendiera plata de las minas a precio de gallina flaca.

El archiduque cumplió, le dio la plata y Fugger la revendió, ganando una buena lana. Pero lo más importante fue que se hizo amigo de una familia poderosa. Años después, el archiduque volvió a necesitar más dinero, y Fugger le prestó ¡cien mil florines! con unas condiciones... digamos, un poquito más exigentes. El archiduque cumplió otra vez, y ¡pum!, Fugger se convirtió en uno de los ricos del momento. Se hizo fama de banquero que arriesgaba... si veía que le convenía, claro.

Y de ahí, bueno... su lana cambió la historia. Reyes, emperadores, exploradores... todos le pedían dinero. ¿Que Magallanes necesitaba lana para dar la vuelta al mundo? Ahí estaba Fugger. ¿Que Carlos I de España quería ser emperador? Ahí estaba Fugger. ¿Que el Papa León X quería construir la Basílica de San Pedro? Ahí estaba Fugger... aunque para pagar ese préstamo, vendieron indulgencias, esos papelitos para perdonar pecados, lo que hizo que un tal Martín Lutero se enojara y empezara la Reforma Protestante. ¡Imagínate! La lana de Fugger influyó en todo Europa.

Usaba una contabilidad muy moderna, de doble entrada y todo eso. Así controlaba todo su imperio, que era enorme. Cuando murió, tenía una fortuna de ¡400 mil millones de dólares actuales! Era como el dos por ciento del producto interno bruto de Europa en ese entonces. Algunos dicen que fue el hombre más rico que ha existido.

Un periodista, Greg Steinmetz, escribió un libro sobre él, "El hombre más rico que jamás ha existido", y decía que Fugger cambió la historia más que muchos reyes, revolucionarios y profetas. Que fue el primer hombre de negocios moderno, porque buscaba la riqueza por la riqueza misma, sin importar nada más.

Pero... a ver, te cuento... Fugger era lo opuesto a lo que te voy a contar ahora. Solo le importaba el dinero. Steinmetz decía que no tenía amigos, solo socios. Tuvo un hijo fuera del matrimonio. Sus sobrinos, a quienes les dejó su imperio, lo decepcionaron. Y cuando se murió, solo lo acompañaban empleados... su esposa estaba con otro. Pero logró lo que quería: amasar una fortuna hasta el final.

Pero ojo, Fugger lo sabía. Una vez le preguntaron cuándo se iba a retirar, y dijo que su sed de dinero nunca se saciaría. Y esa sed lo llevó al éxito. Su obsesión por el dinero es algo que vemos hoy en día. Y para entender por qué el dinero es tan importante en nuestras vidas, y cómo podemos usarlo a nuestro favor sin que nos controle, tenemos que entender cómo llegamos a este punto.

Sigue el dinero, como dicen...

El dinero ha cambiado mucho. Antes era algo tangible, ahora es algo más... como una fantasía. La riqueza financiera ha pasado de ser visible a invisible. Y eso crea problemas que tenemos que evitar.

El origen del dinero es algo que se discute mucho. La idea más común es que antes existía el trueque, cambiar cosas por cosas, pero que era muy complicado. Entonces, se inventó el dinero para facilitar las cosas. Esta idea viene de Adam Smith, un economista que escribió sobre un panadero y un carnicero que no podían intercambiar nada porque el panadero no tenía nada que le interesara al carnicero.

Pero los antropólogos no han encontrado pruebas de que esto sea cierto. Algunos dicen que fue al revés, que el trueque apareció después del dinero. David Graeber, un antropólogo, decía que el trueque se da entre personas que conocen el dinero, pero que no tienen mucho.

De todas formas, el dinero fue fundamental para el desarrollo de la sociedad. En excavaciones en Mesopotamia, encontraron tablillas de hace miles de años que se usaban para registrar deudas. Estas tablillas son de las primeras formas de escritura.

El dinero ha tenido muchas formas a lo largo de la historia. La cebada, por ejemplo, se usó como dinero en Sumeria hace miles de años. También se usaron conchas de caracoles marinos en muchas culturas, desde Egipto hasta China. Eran fáciles de transportar y no eran comunes en todas partes. Estas conchas llegaron a ser muy populares, incluso en la moda.

Se cree que las primeras monedas de metal se hicieron en China hace miles de años. Y las monedas modernas las inventaron en Turquía. Estas monedas eran de metales preciosos, así que tenían valor. Y tenían la imagen de emperadores o dioses para que fueran reconocidas. Eran pequeñas, fáciles de llevar y difíciles de falsificar.

Hasta este punto, el dinero era algo físico, tangible. Acumular riqueza significaba guardar cosas reales, como cebada, conchas o metales. Pero todo cambió cuando Kublai Khan, nieto de Genghis Khan, empezó a producir papel moneda.

Marco Polo, el viajero, contó que en China usaban papel moneda con la misma autoridad que si fuera oro o plata. El emperador sellaba el papel con tinta roja, y así era auténtico. Si alguien lo falsificaba, lo mataban. ¡Imagínate!

Este fue un gran paso: un papel barato, producido en masa, se consideraba valioso gracias al gobierno. El papel moneda se extendió por todo el mundo porque hacía el comercio más rápido y fácil.

El siguiente paso fue cuando el Banco de Inglaterra, un banco privado, empezó a imprimir billetes como recibos de depósitos de oro. Estos billetes podían cambiarse por oro en el banco. Los gobiernos y los banqueros se dieron cuenta de que podían imprimir más billetes que el oro que tenían, y así estimular el comercio. Este sistema se llama banca de reserva fraccionaria, y es lo que usan los bancos hoy en día. Funciona bien... hasta que todos los clientes quieren sacar su oro al mismo tiempo. Ahí se arma un problema, como pasó hace poco con el Silicon Valley Bank.

Durante siglos, se pensó que mientras el papel moneda estuviera conectado al oro, la economía funcionaría. Hasta el siglo XX, los países usaban el patrón oro, que significa que el dinero estaba respaldado por oro. En Estados Unidos, por ejemplo, se podían cambiar 20 dólares por una onza de oro.

Pero el sistema falló durante la Gran Depresión. La gente se asustó y cambió su dinero por oro, dejando a los bancos sin reservas. En 1931, el Banco de Inglaterra abandonó el patrón oro. Y en 1933, el presidente Roosevelt hizo lo mismo en Estados Unidos, para que la economía no se paralizara.

Estas decisiones separaron el dinero del oro y lo conectaron a algo intangible: la imaginación humana.

Eso abrió la puerta a la creación de instrumentos financieros de todo tipo. Y con las computadoras e Internet, todo se aceleró. Ahora vivimos en un juego de dinero digital.

Jakob Fugger y John D. Rockefeller controlaban sus imperios con libros y cuentas. Pero hoy en día, la riqueza financiera está en computadoras y servidores. Usar efectivo es cada vez menos común, y se ve como algo antiguo o sospechoso.

El juego moderno del dinero se juega en un mundo digital, donde el dinero son solo números en una pantalla. Una transacción es tan simple como presionar un botón. Cuando ves el dinero en tu cuenta, parece real, pero no es más que un número. La confianza en que mañana ese número seguirá ahí, y que valdrá algo, es lo que hace que el sistema funcione.

El juego moderno del dinero se parece mucho a... un juego.

Antes, el banco era aburrido, con operaciones simples y pocas opciones. Ahora, parece un parque de diversiones, con juegos y opciones sin fin. Es una creación de la imaginación humana, diseñada para atraerte. Las aplicaciones financieras gastan millones para hacer que sus productos sean adictivos. Tu deseo de novedades y entretenimiento es su oportunidad de ganar dinero.

Pero... muchas de esas inversiones son peligrosas.

Imagínate que caminas por el parque de diversiones y escuchas:

"Mi curso para comprar y vender casas es la clave de tu libertad financiera."

"Esta criptomoneda va a explotar."

"Esta inversión en bienes raíces es segura."

"Estos NFTs son una ganga."

"Si te pierdes esta oportunidad, te arrepentirás toda tu vida."

En un mundo financiero que tienta tu imaginación, concéntrate en lo real. Las cosas básicas, que te voy a contar ahora, son la clave para construir la vida que quieres. No tienes que subirte a todos los juegos. Ni siquiera tienes que ser mejor que nadie. No es una competencia.

Para tener éxito, solo tienes que seguir las reglas básicas y jugar el juego el tiempo suficiente.

Go Back Print Chapter