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Calculating...

A ver, a ver, vamos a hablar un poco de fosilización, ¿no? Que esto es un tema... Mira, transformarse en fósil, te digo yo, no es nada fácil, eh. Prácticamente todos los seres vivos – más del 99,9% de ellos, fíjate – acaban desapareciendo sin dejar rastro. Una vez que, digamos, se apaga la chispa de tu vida, cada molécula que te formaba es devorada o arrastrada para formar parte de otro sistema. Es la ley de la vida, ¿no? O sea, incluso si llegas a ser parte de ese, digamos, insuficiente uno por mil que sobrevive como un grupito de microbios sin ser comido, la probabilidad de convertirte en fósil es, vamos, muy, muy baja.

Para fosilizarte, necesitas, digamos, una serie de condiciones, ¿no? Primero, tienes que morir en el sitio adecuado. Solo, a ver, el 15% de las rocas pueden preservar fósiles, así que morir en lo que será, yo que sé, una formación de granito no te sirve de nada. Lo ideal es que el pobre fallecido quede enterrado en sedimento, donde deje una huella, como una hoja en el barro, o que se descomponga sin contacto con el oxígeno, permitiendo que los minerales disueltos reemplacen las moléculas de los huesos y las partes duras, e incluso las blandas en rarísimas ocasiones, creando una versión petrificada del original. Y luego, claro, la cosa no acaba ahí, porque, a ver, el fósil tiene que mantenerse reconocible mientras el sedimento que lo contiene sufre, digamos, las presiones, plegamientos y empujones aleatorios de la actividad terrestre. Y, por último, pero no menos importante, después de estar escondido durante decenas o cientos de millones de años, alguien tiene que encontrarlo y pensar que vale la pena conservarlo, ¿sabes?

Se estima que solo uno de cada mil millones de huesos se fosiliza. Si eso es así, significa que, qué se yo, todos los estadounidenses vivos hoy en día – que son, no sé, 270 millones de personas, cada una con 206 huesos – dejarán unos 50 fósiles, o sea, como un cuarto de esqueleto completo. Claro, eso no significa que alguno de esos huesos vaya a ser descubierto. Piensa que podrían estar enterrados en cualquier parte de los más de nueve millones de kilómetros cuadrados del país. Y solo una pequeña parte de esa superficie es excavada, y una parte aún más pequeña es inspeccionada con cuidado. Así que, vamos, si alguno de esos pocos huesos llega a ser encontrado, sería casi un milagro, ¿no? Los fósiles, en general, son muy, muy raros. La inmensa mayoría de los seres que han vivido en la Tierra han desaparecido sin dejar ni rastro, vamos. Se calcula que menos de una de cada diez mil especies tiene algún tipo de registro fósil. Ya es una fracción ínfima de por sí. Pero, si te crees la estimación general de que han existido unos 30.000 millones de especies en la Tierra, y la afirmación de Richard Leakey y Roger Lewin, en "La Sexta Extinción", de que existen registros fósiles de 250.000 especies, esa proporción se reduce a uno entre 120.000. Vamos, que lo que tenemos es, digamos, una muestra mínima de toda la vida que ha existido en la Tierra.

Y, además, el registro que tenemos es muy desigual, ¿eh? La mayoría de los animales terrestres no mueren, vamos, en el sedimento. Se caen en campo abierto, donde son comidos o simplemente se pudren o se erosionan por el clima. Como resultado, el registro fósil está exageradamente sesgado a favor de los animales marinos, hasta un punto casi ridículo. Alrededor del 95% de los fósiles que tenemos son de animales que vivieron en el agua, principalmente en aguas poco profundas.

Te cuento todo esto porque... bueno, a ver, es que, me parece importante para entender de lo que hablo.

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