Chapter Content
A ver, a ver, ¿cómo les explico esto? Miren, hay una idea que me ronda la cabeza desde hace un tiempo y creo que es súper relevante para lo que estamos viviendo ahora, ¿no? Viene de un tipo, Marshall McLuhan, un filósofo, que decía que, bueno, que la era de la información, esta era eléctrica en la que vivimos, nos está llevando a rechazar la uniformidad del tiempo del reloj, ¿me entienden? O sea, buscamos más multiplicidad que repetición, ritmos diferentes, ¿vieron? Y él lo ponía así, como la diferencia entre un soldado marchando y una bailarina girando.
Y a lo que iba es que, claro, con la aceleración de la información, ya no podemos procesar las cosas de una manera lenta y lineal. La vida, digamos, necesita vivirse con ritmo, ¿sí? Y ante este panorama, ante esta avalancha de información, tenemos dos opciones, básicamente. Podemos intentar seguir el ritmo, acelerar con el mundo, como quien dice, meternos en tercera velocidad y no salir de ahí para intentar mantener el paso. Pero, vamos a ser honestos, las máquinas, tarde o temprano, nos van a superar, ¿no? Van a dar saltos que nosotros no podemos dar, porque, bueno, son máquinas.
Pero hay otra alternativa, que es la que me parece más interesante, que es no competir directamente con las máquinas. En lugar de intentar ir más rápido, podemos cambiar la forma en la que trabajamos, ¿sí? Podemos pasar de marchar como un soldado, en línea recta, a girar como una bailarina, moviéndonos con un ritmo ondulante, como decía McLuhan.
Si adoptamos una forma de trabajo rítmica, el ritmo de la aceleración ya no nos va a afectar tanto, porque, ojo, un eje rítmico no es lineal, ¿sí? Y al mismo tiempo, crearemos el mejor ambiente mental para aprender de forma constante, para generar ideas creativas, para resolver problemas de manera innovadora… y, no menos importante, para descansar y rejuvenecer, ¿eh? Elegir esta segunda opción, digamos, nos libera de las cadenas de la línea de montaje, de esa rigidez, y nos devuelve a lo que éramos antes, antes de la industrialización.
Mucha gente ve esta ola de cambios tecnológicos con miedo, porque piensa que va a acabar con el potencial humano, que nos va a agotar, que nos van a superar. Pero, paradójicamente, puede que pase justo lo contrario, ¿eh? Si nos empuja a un modo de trabajo rítmico, esta tecnología puede restaurar nuestra capacidad de crear e innovar, que ha estado como asfixiada por la imposición de esa plantilla de la línea de montaje, ¿me siguen? La mente rígida del soldado marchando, de la que hablaba McLuhan, puede volver a ser una mente que baila con la imaginación, con libertad. Y así, ¿saben qué?, nos volvemos hiper eficientes… y le ganamos a las máquinas. ¿Qué les parece?