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A ver, vamos a hablar de un tema... ufff, un tema profundo, ¿eh? ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia? Vaya preguntita, ¿no? Es que tiene tantas capas, tantas interpretaciones... bueno, pues ahí va, te voy a dar tres posibles respuestas.
La primera, y esta es importante, es que el significado de la vida es algo totalmente personal. Cada uno tiene que encontrar el suyo. Vamos, que lo que te diga yo, o Buda, o quien sea, al final, puede sonar a tontería. Es una búsqueda individual, íntima. Lo importante no es tanto la respuesta en sí, sino la pregunta. Sentarte a reflexionar, a escarbar en ti mismo. A lo mejor te lleva años, o incluso décadas, pero cuando encuentras algo que te resuena, que te satisface, eso se convierte en la base de tu vida.
La segunda respuesta, y aquí viene lo fuerte, es que quizás... quizás la vida no tiene ningún significado. Que no hay un propósito predefinido. ¿Sabes? Eso de "la vida es como escribir en el agua". El universo lleva existiendo miles de millones de años y seguirá existiendo muchos más. Comparado con eso, nuestra vida es como un suspiro, una mota de polvo. Y al final, todo se va a desintegrar, todo lo que hagamos desaparecerá sin dejar rastro. Los humanos, la Tierra, todo. Incluso si colonizamos Marte, al final, se esfumará. Da igual si eres un artista, un mendigo, un conquistador... nadie se acordará de ti dentro de unas generaciones. Así, tal cual. La vida, en esencia, no tiene sentido.
Y entonces, ¿qué? Pues que tienes que crearte tu propio significado. Plantearte: "¿Esto es un teatro y yo solo soy un espectador?", "¿Hago las cosas por autorrealización?", "¿Deseo algo por sí mismo?". Al final, son significados que te inventas tú. Porque para el universo, no hay un propósito intrínseco. Y si lo hubiera, ¿por qué iba a ser ese y no otro? Como decía Richard Feynman, es como "tortugas apiladas una encima de otra hasta el infinito". Siempre vas a llegar a un "¿por qué?", y ese "¿por qué?" te lleva a otro, y a otro...
Yo no creo en eso del "más allá eterno", ¿eh? Eso de que por vivir 70 años en este planeta te ganas una eternidad... me parece, vamos, una barbaridad. Yo creo que el "más allá" es como el "más acá" antes de nacer. ¿Te acuerdas de tu vida anterior? Pues eso. Antes de nacer, no existías, no te preocupabas por nada ni por nadie, ni siquiera por ti mismo, ni por tus seres queridos, ni por si la humanidad coloniza Marte, ni por la inteligencia artificial... Y cuando mueras, pues tampoco. El "tú" dejará de existir y no te importará nada de eso.
Y ahora, la tercera respuesta. Esta es un poco más... complicada, ¿vale? Es un poco una teoría que me he montado yo, leyendo libros de ciencia y tal. Igual no te convence, pero ahí va. Resulta que, en física, la flecha del tiempo viene de la entropía. La segunda ley de la termodinámica dice que la entropía, el desorden, siempre aumenta con el tiempo. Y si consideramos a un ser vivo, a un humano, a una civilización, como un sistema, resulta que estos sistemas reducen la entropía localmente. Nosotros, los humanos, reducimos la entropía localmente, porque tenemos capacidad de acción.
Pero al hacer eso, estamos contribuyendo al aumento de la entropía global, del planeta, hasta que el universo llegue a la muerte térmica. Y aquí viene lo interesante, porque en esa muerte térmica, donde ya no hay energía concentrada, donde todo está al mismo nivel, todo se unifica. Todo es uno. Y resulta que, como sistemas vivos, todo lo que hacemos es acelerar ese proceso. Crear arte, estudiar matemáticas, formar una familia, inventar ordenadores, construir civilizaciones... todo eso son sistemas que hacen que el universo llegue antes a la muerte térmica. Estamos, digamos, empujando el universo hacia esa unificación final. Estamos acelerando el camino hacia el "todo es uno".