Chapter Content

Calculating...

A ver, a ver... ¿De qué quería hablar hoy? Ah, sí, de eso de las carreras profesionales que no están planeadas, ¿no? Que a veces son más satisfactorias que eso de seguir el camino directo al éxito, ¿saben?

Estaba leyendo sobre un periodista, Charles Duhigg, que fue a una reunión de su clase de MBA, quince años después, y se encontró con que muchos de sus compañeros eran... "ricos, exitosos y miserables". ¡Qué fuerte! Incluso los que parecían más contentos tenían como una desilusión profesional ahí escondida.

Pero lo curioso, lo que le llamó la atención a Duhigg, es que otro grupo de gente, los que sí estaban contentos, ¡no les había ido tan bien al principio! No habían conseguido el trabajo soñado al salir de la escuela de negocios. Sus expectativas se habían chocado contra la pared al principio. Y eso, fíjense, los obligó a tomar decisiones difíciles, a buscarse la vida, a pelear por un trabajo. No trabajaban en las empresas más modernas ni habían aprendido nada especial en Harvard, según Duhigg, sino que "habían aprendido de sus propios fracasos". Y al final, ¡acabaron siendo más ricos, más poderosos y más contentos que los demás! O sea, que el camino indirecto al éxito era, al final, más gratificante.

Hay un estudio sobre científicos jóvenes que pidieron financiación para sus investigaciones que llegó a conclusiones parecidas. Compararon a los que casi consiguieron la financiación con los que la consiguieron por poco. Y, resulta que estar en un lado u otro de esa línea tuvo un impacto significativo en su futuro. Los dos grupos superaron la media en cuanto al éxito de sus publicaciones, consiguieron más citas que la media. Pero, ojo, en los primeros cinco años después de la solicitud inicial, el 16.1% de los artículos publicados por el grupo que casi no lo consigue fueron un éxito, en comparación con el 5% de la media. ¡Más del triple! Y con el tiempo, esa ventaja del grupo que casi lo consigue sobre el grupo que sí lo consigue se hizo aún mayor. Diez o quince años después de la solicitud, ¡tenían un 12% más de citas! A pesar de que consiguieron menos becas en total, publicaron igual número de artículos y consiguieron más citas.

Claro, parte de esto se debe a que algunos de los que no consiguieron la financiación al final se fueron a trabajar a otros sectores. Pero, aun así, parece que un "casi" al principio te enseña algo importante sobre cómo tener éxito. Los científicos aprendieron de ese revés, igual que los compañeros de clase de Duhigg.

Un ejemplo de esto es cómo Calvin Coolidge llegó a ser presidente de los Estados Unidos. Cuando se graduó en la universidad, había una recesión económica, y él y sus compañeros estaban preocupados por no encontrar trabajo. Pero un profesor les dijo que no se preocuparan, que no hacía falta empezar siendo exitoso para acabar siéndolo. Les dijo que una carrera era como un río: lo único que necesitaban para avanzar era mantenerse en la corriente. Que si hacían eso, y seguían adelante, la oportunidad llegaría algún día. Y vaya si llegó, ¿eh? McKinley fue asesinado, y su vicepresidente, Theodore Roosevelt, se convirtió en el presidente más joven de la historia. Como dijo la biógrafa de Coolidge, "el destino intervino".

Veintidós años después, le pasó lo mismo a Coolidge. Era vicepresidente cuando Warren Harding tuvo un ataque al corazón y, ¡zas!, automáticamente se convirtió en presidente. Y no había llegado ahí por méritos propios, precisamente. Su nombramiento como vicepresidente había sido una sorpresa. Pero, estar en la corriente, mantenerse preparado, le sirvió. Igual que a la gente de la reunión de Duhigg, a lo mejor Coolidge no hubiera tenido una carrera tan exitosa si lo hubiera planeado todo al detalle. Su historia demuestra que se puede construir una carrera exitosa sin tener un camino directo a la meta.

Claro, este tipo de carrera depende mucho de la suerte. Para que Coolidge fuera presidente, la rueda de la fortuna tuvo que girar. Si Harding hubiera sobrevivido, Coolidge se habría ido de la Casa Blanca en las siguientes elecciones. Para que este enfoque funcione, necesitas suerte. Pero, ojo, también tienes que prepararte para esa suerte, aunque no sepas muy bien para qué te estás preparando, ¿eh?

Un psicólogo, Richard Wiseman, dice que la gente con suerte no es que tenga mejor fortuna, sino que se fabrica su propia suerte. Son más extrovertidos, tienen más vida social, su lenguaje corporal atrae a la gente... ¡Sonríen el doble que la gente que no tiene suerte! Y, lo más importante, son buenos creando relaciones duraderas. La gente que no tiene suerte, en cambio, suele ser más neurótica y menos abierta a nuevas experiencias. Pero claro, aquí hay un problema, ¿no? Es lógico pensar que la gente con suerte es más feliz, al fin y al cabo, les ha sonreído la fortuna. Pero bueno, son estudios correlacionales. Y también es cierto que a gente como Katharine Graham le resulta más fácil tener suerte porque tiene el privilegio de la educación, los contactos y el estatus.

Como dijo Paul Graham, "tienes que convertirte en un gran objetivo para la suerte". Las oportunidades les llegan a todo el mundo. Ray Kroc, por ejemplo, no tenía ningún privilegio especial (aparte del enorme privilegio de haber nacido en Estados Unidos, claro). Pero aportó las habilidades que había estado desarrollando durante toda su vida a esa oportunidad. Aprovechó su suerte porque estaba preparado. Incluso cuando estaba atascado en su trabajo normal, estaba practicando y perfeccionando las habilidades que luego serían fundamentales para convertir McDonald's en un éxito mundial. Y Coolidge se esforzaba por hacer bien cada trabajo que tenía, sin preocuparse por el siguiente puesto en la jerarquía. De esta forma, la excelencia lo preparó para la suerte. Una preparación así, a lo mejor no sabe exactamente a dónde apunta, pero sí sabe que se está preparando para una oportunidad.

La vida de Maya Angelou es un buen ejemplo de cómo una serie de casualidades puede cambiar tu vida. Ella no se dio cuenta de que quería ser escritora hasta los treinta y pico, cuando trabajaba como bailarina. Escuchó que el escritor John Killens estaba en la ciudad y le envió algunos de sus textos. Él le aconsejó que se mudara a Nueva York. Allí se unió al Harlem Writers Guild, un grupo que le daba apoyo y críticas sobre su trabajo. Años después, su amigo el novelista James Baldwin la llevó a cenar con Jules y Judy Feiffer. Judy era escritora y editora. Ella convenció a Maya de que su increíble vida tenía que convertirse en un libro y la presentó a un editor de Random House. Y así fue como Maya escribió "Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado", su primer libro, con cuarenta años. Si no hubiera ido a esa cena con James Baldwin, a lo mejor nunca habría tenido esa oportunidad. Pero no fue suerte al azar: se había pasado años creando una red de contactos, construyendo relaciones. Y cuando llegó a la cena, supo deslumbrar con su historia. No todo el mundo recibe invitaciones a fiestas así, pero tienes más posibilidades de recibirlas si envías tus trabajos, aceptas consejos, te unes a grupos de escritores, etc.

No se trata solo de insistir en crear contactos hasta que encuentres el adecuado, sino de saber aprovechar ese contacto. Aunque empezó tarde como escritora, fue gracias a lo que Wiseman llamaría su "red de suerte" que consiguió publicar. No todos vamos a convertirnos en Maya Angelou y hacernos amigos de James Baldwin. Pero, si te niegas a participar, el mundo se negará a prestarte atención. "Muchos se quejan de abandono, cuando nunca intentaron atraer la atención", dijo Samuel Johnson. No es una receta cínica. Maya Angelou no fue a esa cena con la intención de vender su libro. Los mejores contactos se hacen de forma involuntaria. Como dice Wiseman, la gente con suerte está relajada, no ansiosa. No se pasan la vida buscando su momento mágico. En cambio, "ven lo que hay, en lugar de intentar encontrar lo que quieren ver. Como resultado, están mucho más receptivos a las oportunidades que surgen de forma natural". En una carrera no planeada, tienes que estar listo para aprovechar una oportunidad cuando pasa, en lugar de buscarla constantemente.

La palabra "serendipia", que hoy en día significa un accidente afortunado, originalmente significaba "hacer descubrimientos, por accidentes y sagacidad". Reconoce la habilidad que hay que tener para hacer descubrimientos accidentales. Los accidentes afortunados no son solo casualidades, como regalos caprichosos de los dioses: les ocurren a personas con la sagacidad de reconocerlos. El neurólogo James Austin utilizó esto para ilustrar su teoría de que el "comportamiento exploratorio" es crucial para encontrar la buena suerte. Austin describe cuatro tipos de suerte.

Primero, la pura casualidad del accidente que le ocurre a todo el mundo.

El segundo tipo de suerte implica lo que Austin llama "movimiento": tienes que seguir buscando si quieres descubrir algo. "Si el investigador no se moviera hasta estar seguro del progreso, lograría muy poco". Austin dijo que la acción "indefinida, inquieta e impulsora" tiene un papel importante a la hora de descubrir oportunidades.

El siguiente es el tipo de suerte que requiere la "receptividad especial" de la persona afortunada. Este tipo de suerte, como dijo Louis Pasteur, favorece a la mente preparada. Así es como Alexander Fleming descubrió la penicilina. Es bien sabido que apareció moho de penicilina en una placa de Petri que olvidó limpiar. Fleming estaba preparado para aprovechar esto porque años antes había descubierto la lisozima, que también mata bacterias, cuando una gota de su moco cayó en una placa de Petri. Habiendo descubierto una sustancia que mata bacterias una vez antes, su mente estaba abierta a la oportunidad la próxima vez.

Por último, Austin describe cómo creamos nuestra propia suerte a través de lo que hacemos y del tipo de personas que somos. Lo ilustra con el comentario de Benjamin Disraeli de que "nosotros hacemos nuestra fortuna, y la llamamos destino". La forma en que actúas cambia el tipo de oportunidades que es probable que encuentres. Las circunstancias que serían afortunadas para una persona no lo son para otra. Austin compara esto con la forma en que se producen las mutaciones en las plantas. Algunas plantas tienen mutaciones genéticas raras pero útiles que las hacen estar mejor adaptadas a las condiciones climáticas adversas. Solo cuando el clima se vuelve más extremo se revela la capacidad de la planta para prosperar; sin el cambio, esa capacidad habría permanecido latente.

A lo largo de todo esto, vemos estos diferentes tipos de suerte. La suerte puramente accidental es común. Pero mucha gente está ocupada, como Ray Kroc, que descubrió la oportunidad de McDonald's a través de su inquietud. O están de alguna manera especialmente preparados para la oportunidad, como Margaret Thatcher y Katharine Graham. Todos ellos son singulares: sus personalidades crean sus circunstancias hasta cierto punto. Son afortunados, en parte, simplemente por quiénes son y cómo actúan. Cuando Alexander Fleming decidió formarse en el St Mary's Hospital de Londres, una decisión crucial en su camino sinuoso hacia el descubrimiento de la penicilina, fue porque el St Mary's tenía una excelente piscina y a Fleming le gustaba jugar al waterpolo. De esa afición dependió un golpe de suerte imprevisto.

La carrera no planeada es más normal de lo que parece. Aunque cada historia que escuchas suena única, hay razones para creer que las carreras de la mayoría de las personas se ven fuertemente afectadas por el azar. Los psicólogos Robert Pryor y Jim Bright han desarrollado la teoría del caos de las carreras. La teoría del caos dice que existe una incertidumbre inherente en todos los sistemas. Los sistemas que nos rodean (familia, economía, trabajo, comunidad) son complejos y dinámicos: están formados por muchas partes, cada una abierta a la influencia, y todos cambian a diferentes velocidades. Incluso las personas son sistemas dinámicos complejos. Por eso la vida es impredecible: es una mezcla de tantos sistemas, que están todos sujetos a cambios externos. Tu carrera es uno de estos sistemas complejos y dinámicos. Por muy cuidadosamente que planifiques tu ascenso por la escalera corporativa, hay demasiados factores implicados para que puedas predecir cómo progresará tu carrera. Todo tipo de cosas que podrían no parecer relevantes pueden afectar el curso de tu carrera.

Hay tantas cosas que pueden influir en una carrera que Pryor y Bright aconsejan a los orientadores profesionales que no miren un conjunto reducido de factores "relevantes" al dar consejos profesionales, sino que conozcan a sus asesorados de forma más amplia, para comprender sus familias, infancias, aficiones, hábitos de lectura, preocupaciones generales, acontecimientos clave de la vida y tragedias de la vida. Las trayectorias profesionales son tan complejas y tan susceptibles de verse afectadas por el caos, que no se puede trazar una línea de un conjunto de circunstancias a un conjunto de resultados. Lo que resulta en un tipo de carrera para una persona puede convertirse en un tipo de carrera muy diferente para otra.

Las carreras también son lo que los teóricos del caos llaman no lineales. En un sistema lineal, las cosas suceden de una manera regular, esperada o predecible: los números de una columna suman la cifra total en la parte inferior. En un sistema no lineal, los pequeños cambios pueden tener impactos desproporcionadamente grandes. Pryor y Bright dan el ejemplo de la reunión final exasperante que puede convertirse en un "punto de ruptura" para un empleado que renuncia. Lo contrastan con cambios más significativos como una lesión en el lugar de trabajo. El resultado final puede ser del mismo tipo de magnitud de ambos eventos - un cambio significativo en su trayectoria profesional - a pesar de que un evento fue aparentemente más trivial. Las carreras pueden ser muy sensibles a pequeños cambios o muy estables después de grandes cambios.

Es importante destacar que el caos no significa aleatoriedad. Los sistemas no lineales - donde los pequeños cambios hacen grandes diferencias - a menudo crean patrones complicados y hermosos, como en la complejidad repetitiva de los pulmones y las nubes y los árboles. Cuanto más de cerca se miran esos objetos, más se ven las mismas formas o muy similares que se repiten, una y otra vez. Las ramas más pequeñas crean patrones que son bastante similares a las ramas más grandes. Esta intrincada manera de extender un patrón es la razón por la que algo tan pequeño como un copo de nieve puede ser tan complicado y algo tan grande como el sistema de venas y arterias puede caber dentro de tu cuerpo. Estos patrones de formas repetidas se llaman fractales. Son no lineales porque el punto de partida del patrón crea grandes diferencias en la forma final. De ahí que cada copo de nieve sea único, cada nube ligeramente diferente.

La teoría del caos de las carreras incorpora esta idea de patrones fractales. En lugar de pensar en las carreras como líneas que suben y bajan dependiendo del éxito, podemos pensarlas como fractales, donde patrones similares se repiten pero con una complejidad creciente, la forma en que un árbol pasa de ser un árbol joven a una vasta copa. Una vez que vemos los tipos de patrones que exhiben las personas, podemos pensar en ellos de esta manera compleja y emergente, en lugar de simplificar su carrera a una trayectoria. Una y otra vez vemos historias como la de Graham y Kroc donde los patrones de tipo fractal se repiten y se vuelven más complicados, pero sólo son evidentes en retrospectiva.

El pasado puede ser un prólogo del futuro, dependiendo de cómo se mire el pasado. Vistas como trayectorias, las carreras de Graham y Kroc son difíciles de predecir o explicar. Vistas fractalmente, como un conjunto de patrones en desarrollo que cambiaron con sus circunstancias, tienen mucho más sentido. Eso es lo que hace que el enfoque de Coolidge sea tan sensato: tiene en cuenta la incertidumbre al tiempo que comprende que las personas emergen de lo que vino antes. Debes esperar el caos y prepararte para él. "Lo que realmente arruina nuestro carácter", dijo Séneca, "es el hecho de que ninguno de nosotros mira hacia atrás sobre su vida... cualquier plan para el futuro depende del pasado".

Tomar la ruta no planeada significa que las carreras pueden ir en muchas direcciones diferentes dependiendo de los cambios que atraviesen las personas. No significa que una carrera sea aleatoria. Maya Angelou terminó en esa fiesta a través de una serie de pequeños encuentros que sumaron una gran diferencia. Las personas en la reunión de Charles Duhigg también se vieron afectadas por efectos no lineales. Muy a menudo, las carreras son simplemente demasiado complicadas para trazar líneas rectas entre dos puntos diferentes o para hacer predicciones seguras sobre el futuro. Esta es la razón por la que las personas que parecen carecer de dirección pueden terminar siendo exitosas - y por qué el fracaso puede llevar al éxito. El caos es inevitable, y por lo tanto también lo es el fracaso. Como dicen Pryor y Bright, "El fracaso debe ser una consideración perpetua incluso en las circunstancias mejor planeadas y estrictamente controladas". Pero el orden emerge del caos: y del fracaso surgen nuevas oportunidades y aprendizajes. Ed Land, el fundador y CEO de Polaroid, solía tener un cartel en su pared que decía: "Un error es un evento, cuyo beneficio completo aún no se ha convertido en tu ventaja".

Muchos de los que florecen tardíamente aceptan que las carreras son no lineales - en el caso de los compañeros de clase de Charles Duhigg se vieron obligados a aceptarlo - y terminan en un camino menos planeado que les da la oportunidad de prepararse para el azar. Se acostumbran al hecho de que las carreras son no lineales y caóticas. Muchas personas tienen expectativas de carreras lineales: obtener un título, ir a un programa de posgrado, obtener un ascenso a un ritmo constante cada año, llegar a ser socio en una fecha objetivo. Incluso en una carrera orientada a objetivos, tendrás que adaptarte constantemente en tu ruta hacia el objetivo. La teoría del caos nos muestra que el enfoque de Coolidge puede convertirse en una estrategia de carrera activa y útil. En un sistema con caos inherente, puede ser sensato tomar una ruta no planeada. El modelo lineal de escalera corporativa de una carrera subestima la importancia del azar y el hecho de que puedes beneficiarte de caminos no planeados, que te preparan para tu suerte cuando llega.

Coolidge se convirtió en presidente al no pretender ser presidente. Ray Kroc creó McDonald's al no saber lo que estaba buscando. Maya Angelou encontró a su editor al no buscar activamente a un editor. El beneficio de las trayectorias profesionales indirectas y la preparación no planeada es que te preparan para el caos y te enseñan a responder a él.

Lo que une la teoría del caos de las carreras y la teoría de la suerte de Austin es el papel del individuo. Los eventos fortuitos nos ocurren a todos. El caos es inevitable. Ambas teorías muestran que jugamos un papel activo en nuestra suerte, y que podemos aprovechar el hecho de que la vida es caótica y no lineal.

Piensa en Chris Gardner, el corredor de bolsa del Capítulo 2. La teoría del caos explica su carrera no planeada. Su trayectoria profesional se vio descarrilada y redirigida por su educación, sus cualificaciones y sus desafíos de relación y crianza. Tal vez el momento que tuvo el mayor impacto en su cambio a una carrera de corredor de bolsa fue pasar junto a un Ferrari un día. Eso fue pura suerte accidental, ya que el hombre que conducía el Ferrari estaba feliz de ir a almorzar, explicar el trabajo y organizar una presentación a su firma. Gardner también tuvo momentos de mala suerte, como comenzar un nuevo trabajo el día después de que el gerente que lo reclutó fuera despedido.

Pero la apertura de Gardner a la oportunidad fue el tipo de suerte que Austin dice que es el resultado de un comportamiento "inquieto e impulsivo". Su historia está llena de energía: literalmente nunca se rindió, nunca hizo menos. Fue presentándose a tantas entrevistas, independientemente de que acababa de salir de la cárcel y su pareja se había ido con su hijo, que finalmente encontró la oportunidad adecuada. Fue haciendo tantas llamadas que se convirtió en el corredor líder. Fue hablando con tanta gente que pudo encontrar alojamiento para él y su hijo.

Finalmente, Gardner tuvo una "receptividad especial" - a ese Ferrari, a ese conductor y a esa oportunidad. Para la mayoría de las personas, el Ferrari era solo un coche en la calle. Para este hombre ambicioso, que buscaba una nueva vida, preparado para trabajar duro para llegar allí, fue transformador. Había querido ser rico cuando era niño y las lecciones que su madre le enseñó nunca lo dejaron. No tenía un plan para su carrera, pero sí hizo su propia suerte hablando con el conductor del Ferrari, estando preparado para ese momento. Como dijo, "Tomé una decisión, la segunda más importante que he tomado en mi vida. Iba a convertirme en clase mundial en lo que hiciera".

Cuando Gardner comenzó su propia firma de corretaje, abrió en uno de los peores días en la historia del mercado:

El día que lancé mi firma de corretaje resultó ser el 19 de octubre de 1987: Lunes Negro. El mercado se desplomó 508 puntos. No era un buen momento para recaudar capital. Llegué a conocer a un prospecto 20 minutos tarde. Me dijo: "Si no puedo esperar que llegues a tiempo, no puedo esperar que hagas cosas oportunas con mi dinero".

A partir de entonces, Gardner ha usado dos relojes y es conocido por llegar "agresivamente temprano". Así es como la personalidad interactúa con la suerte.

Hay límites a lo que podemos saber y a lo que podemos controlar. La teoría del caos de las carreras, y la teoría de la suerte de Austin, dicen que debemos esperar la incertidumbre y prepararnos para ella. Al hacerlo, estaremos más abiertos a las oportunidades transformadoras que encontremos.

Un elemento importante en este tipo de preparación no planeada es un período de retiro. "Diariamente estamos a prueba, para hacer un trabajo, para hacer que un matrimonio sea bueno, para encontrar profundidad, serenidad y significado en un mundo de política, valores falsos y trivialidades", dijo Audrey Sutherland en sus memorias sobre sus exploraciones en solitario de la costa de Moloka'i, "pero rara vez somos profundamente desafiados físicamente o solos". Ahora veremos el beneficio del tiempo pasado a solas.

El estratega político Dominic Cummings pasó tres años en Rusia después de graduarse en Oxford. Creó una aerolínea fallida antes de regresar a Gran Bretaña y hacer un intento fallido de estudiar para ser abogado. A finales de sus veinte y principios de sus treinta, se unió a Business for Sterling, la campaña contra el euro, trabajó para el jefe del Partido Conservador por solo ocho meses, dirigió un referéndum contra la Asamblea del Noreste y creó un centro de estudios de corta duración. Es un mosaico de éxito y fracaso sin una dirección clara. Luego, a los treinta y tres años, se fue a casa a Durham y pasó tres años viviendo en un búnker construido a propósito en la granja de sus padres, leyendo historia y física y tratando de entender el mundo. Después de eso, dirigió el sitio web del Spectator durante un año antes de ir a trabajar para Michael Gove en el papel que lo haría infame en la vida política británica. De los treinta y seis a los cuarenta y tres años, Cummings fue parte del impulso para abrir miles de nuevas academias y escuelas libres en Gran Bretaña y para revisar el plan de estudios. Fue el mayor conjunto de cambios en la política educativa desde la década de 1950.

Cuando dejó ese trabajo, Cummings publicó un extenso documento de investigación, que detallaba su creencia en la necesidad de una "educación odiseica". Gran parte del pensamiento que era importante para su visión del Brexit y la agenda política que trató de implementar en el gobierno se puede ver en este documento. Más interesante, quizás, el documento muestra su educación continua e intensiva hasta ese momento. Él está esencialmente en pleno desarrollo hasta al menos los cuarenta años y más allá. Para entender adecuadamente la incertidumbre de los modelos económicos, Cummings se enseñó matemáticas de nivel A y de nivel universitario mientras trabajaba para Gove. Relee a Tolstoi después de cada campaña importante, sacando lecciones sobre las personas y la personalidad. Mientras era asesor, dirigió grupos focales que le mostraron que los votantes no encajan perfectamente en las líneas ideológicas de los partidos políticos de Westminster. Según la madre de Cummings, este rasgo, el tener intereses amplios, fue heredado de su padre. "Dirigió una fábrica de remos de canoa, ahora es granjero, puede dedicarse a cualquier cosa, es un polímata - él y Dominic son así - interesados en muchas cosas e interesados en aprender cosas nuevas".

Todo esto llegó a un punto culminante con el Brexit. Cummings fue persuadido para dirigir la campaña Vote Leave, que no fue solo revolucionaria por el resultado de la votación, sino también por su uso de físicos para gestionar la campaña publicitaria. El uso de datos para informar la estrategia de marketing estaba muy por delante de otras campañas políticas. Tampoco se trata solo del Brexit. Las amplias experiencias y la educación de Cummings lo llevaron a creer que el gobierno británico no era apto para el servicio. Sin la interrupción del referéndum, no está claro si sus intereses habrían llegado a ser algo más que las transformaciones que ya había buscado en la educación. Con ese referéndum, su camino profesional extraño y sinuoso se convirtió en una ruta ineficiente hacia el éxito.

La hermana Wendy Beckett se convirtió en una estrella de la televisión internacional a los sesenta años después de toda una vida como monja. Pasó los veinticinco años anteriores a su primera emisión viviendo como ermitaña en una caravana en los terrenos de un convento carmelita en Norfolk, Inglaterra. Antes de aparecer en la televisión, nunca había visto ninguna. No había ido al cine desde la Segunda Guerra Mundial. En una cena ofrecida para el sexagésimo aniversario de la BBC, en 1982, el primer gran evento al que asistió, vio imágenes de los principales acontecimientos mundiales como la milla de cuatro minutos e Inglaterra ganando la Copa del Mundo por primera vez. Cuando vivía en su caravana, por lo general solo veía a una persona al día, otra monja que le llevaba a la hermana Wendy su correo y leche por las mañanas.

La hermana Wendy sabía que quería ser monja, dijo, desde que era un bebé. Su madre se dio cuenta de esto y la describió como una "niña extraña". Se unió a un convento a los diecisiete años con el apoyo de su madre. El convento la envió a Oxford, donde obtuvo un "Congratulatory First" en Literatura Inglesa, sin hablar con casi nadie y sin hacer amigos durante su tiempo como estudiante, ya que estaba obligada por sus votos como monja. Durante más de veinte años enseñó en escuelas conventuales en Sudáfrica (el país de su nacimiento - creció en Escocia). Se convirtió en ermitaña después de tener tres grandes crisis epilépticas, rezando durante siete horas al día, y subsistiendo con café para el desayuno, galletas Ryvita para el almuerzo, y una pinta y media de leche desnatada para la cena.

Esta vida de retiro, centrada en la contemplación de Dios, era todo lo que quería. Se describió a sí misma como alguien que tenía "una capacidad humana muy pequeña", diciendo que era "en cierto modo una mujer inadecuada". "Yo era tan débil, que necesitaba esa configuración ordenada. Esa es la señal de una vocación, que la necesitas". Solo comenzó a estudiar arte en 1980, cuando tenía cincuenta años. Quizás lo más asombroso es que nunca había ido a ver nada del arte que le apasionaba hasta que los programas de televisión que presentaba la llevaron allí. La premisa de su primer programa, Sister Wendy's Odyssey, era seguir a esta ermitaña mientras veía sus obras de arte favoritas por primera vez. Lo más notable de la hermana Wendy en todas sus apariciones en la televisión, especialmente en las entrevistas, es lo feliz que es. Esta vida extraña y restringida le convenía.

Blake Scholl no tenía experiencia en aviación, ni experiencia técnica en aeronáutica, cuando lanzó una startup para traer de vuelta los viajes supersónicos. Pasó el primer año leyendo libros de texto, experimentando y hablando con expertos:

Empecé a leer libros de texto, y si un libro de texto no me ayudaba a entender algo, lo tiraba y conseguía otro y lo leía hasta que las cosas encajaban. Tomé una clase de diseño de aviones y construí un modelo de hoja de cálculo de un avión, que mostraba cómo algunas variables predicen las capacidades de un avión. Era solo yo solo en mi sótano, trasteando con estas cosas.

Sorprendentemente, aunque volar a Mach 2 había sido la ambición de Scholl durante más de una década, no se había hecho ningún progreso en el problema. Había tenido un trabajo, había comenzado un negocio y se había convertido en padre, asumiendo que alguien habría creado el vuelo subsónico. "Pensé que pasaría dos semanas investigando el vuelo supersónico para entender por qué nadie más lo estaba haciendo y por qué es una mala idea. Pero en cambio, lo que encontré fue que el espacio estaba lleno de sabiduría convencional rancia". La startup de Scholl, Boom, ahora tiene contratos con dos grandes aerolíneas (United y American) para suministrarles aviones supersónicos para vuelos de pasajeros. Esta es la primera vez que tal cosa ha sido posible desde que el Concorde se retiró en 2003.

La historia de Scholl tiene paralelos interesantes - aunque improbables - con la de la hermana Wendy. Donde ella estaba profundamente motivada por su catolicismo, él es un objetivista. Se adhiere a una filosofía moral que enfatiza la importancia de la acción individual y la claridad de pensamiento, al igual que la vida de la hermana Wendy como ermitaña enfatizaba la contemplación. "Simplemente puedes masticar un tema hasta que encaje, y en realidad puedes aprender mucho rápidamente, incluyendo cosas que no estaban en tu formación formal", dice Scholl. Ninguno de los dos era un experto aceptado o acreditado en su campo, y sin embargo aportaron energía y originalidad a su trabajo después de un período de retiro.

Dominic Cummings, la hermana Wendy y Blake Scholl eran forasteros que pasaron tiempo en un aprendizaje profundo antes de llegar a la etapa de implementación práctica. La hermana Wendy tenía su caravana; Scholl trabajó en su sótano; Cummings construyó el búnker en la granja de sus padres. Fue en un período de retiro que adquirieron las habilidades, el conocimiento y la perspectiva que les ayudarían a lograr su objetivo - o a descubrir cuál era su objetivo.

En los tres casos, este período de retiro tuvo que unirse a un cambio de suerte - el debate sobre el Brexit, el encuentro casual con un productor de televisión, el hecho de que el suegro de Scholl estuviera a un vuelo de dieciocho horas de sus nietos y nadie hubiera resuelto aún el problema de los viajes supersónicos.

Blake Scholl está lejos de ser el único emprendedor al que se le ocurrió su idea como un forastero, después de un período de preparación ineficiente, y con una carrera no planeada. Tener un sentido de vocación que se expresa en una trayectoria profesional sinuosa con un aprendizaje acumulado lentamente impulsado por el fracaso caracteriza a muchas personas que inician negocios en la edad madura. Aunque abundan las historias de jóvenes emprendedores, hay muchos ejemplos convincentes de fundadores de negocios mayores. Herbert Boyer tenía cuarenta años cuando fundó Genentech, que más tarde se vendió por 47.000 millones de dólares. David Duffield fundó Workday a los sesenta y cuatro años. Ahora vale más de 43.000 millones de dólares. Julian Robertson creó su propia firma de inversión a los cuarenta y ocho años. Tuvo uno de sus mejores años de negociación en la jubilación, durante la crisis de los swaps de incumplimiento crediticio subprime de 2007-8. Bill Franke fue educado en casa antes de asistir a una escuela estadounidense en Brasil. Después de Stanford, y tres años en el ejército, se convirtió en abogado. A través de un contacto encontró un trabajo trabajando en fusiones y adquisiciones en una empresa de productos forestales donde se convirtió en CEO. Descubrió que disfrutaba más de los negocios que del derecho. A los cincuenta años, después de negociar una fusión con una firma de Chicago, renunció y comenzó su propia firma de inversión. Unos años más tarde, asumió el cargo de CEO de la fracasada America West Airlines. En sus sesenta, abrió una firma de inversión centrada en las aerolíneas. Invirtió en Wizz Air, Tiger Airways, Smart y otras aerolíneas de bajo coste, convirtiéndose en un pionero de la industria de los viajes aéreos de bajo coste.

En todos estos casos, los emprendedores tienen que acumular una serie de habilidades y experiencias relevantes que les permitan aprovechar las oportunidades cuando se presenten. A través de un proceso de aprendizaje a través del fracaso, hacen su propia suerte y se mantienen en la corriente como Coolidge.

Los economistas Pierre Azoulay, Benjamin F. Jones, J. Daniel Kim y Javier Miranda analizaron una muestra de negocios de alto crecimiento iniciados por 2,7 millones de fundadores en Estados Unidos entre 2007 y 2014, y vincularon datos fiscales, censales y de patentes para estimar la edad media de las personas que fundan empresas "orientadas al crecimiento" que pueden tener grandes impactos económicos y a menudo se asocian con el impulso de un aumento del nivel de vida".

Encontraron que la edad promedio de las personas cuyo negocio llegó a contratar al menos a un empleado era de 41.9. La edad promedio de los fundadores de los negocios de mayor crecimiento era de cuarenta y cinco años. En esta muestra, los 1.700 nuevos negocios de más rápido crecimiento (el 0,1% superior) fueron fundados por personas con una edad promedio de cuarenta y cinco años. Además, un fundador de cincuenta años tiene el doble de probabilidades de realizar una venta exitosa de su empresa que un fundador de treinta años. Los resultados son aún más contraintuitivos sobre los fundadores de tecnología: "Los fundadores en los sectores de empleo de alta tecnología tienden a ser ligeramente mayores que el promedio de todo Estados Unidos, y los fundadores de las empresas de patentes son los más antiguos de todos, con una edad promedio de 44.3 años en Silicon Valley". Esto sigue siendo consistente con la idea de que los fundadores más jóvenes pueden producir los negocios con el mayor impacto - personas como Bill Gates y Mark Zuckerberg, por ejemplo - pero en promedio es más probable que encuentres negocios de alto crecimiento siendo iniciados por personas de mediana edad que por jóvenes.

Es posible que la experiencia de fracasar, y aprender del fracaso, sea lo que marque la diferencia para los fundadores mayores. Un estudio de los emprendedores minoristas encontró que las personas que han iniciado más de una empresa tienen una tasa de éxito más alta y una tasa de abandono más baja. Las habilidades que acumulan a través de la experiencia contribuyen al éxito de sus emprendimientos posteriores. Así es como Michael Ramsey fundó TiVo a los cuarenta y siete años. Se mudó a Estados Unidos a los veinte años, trabajó para Hewlett-Packard (HP), y luego se tomó un tiempo libre para trabajar en una startup: después de un año de vuelta en HP, se dio cuenta de que ya no podía tolerar la cultura de las grandes empresas, y volvió a trabajar para una empresa más pequeña, SGI.

En HP había conocido a los colegas con los que más tarde fundaría TiVo. Dejaron HP con él para ir a SGI. En SGI empezó a conocer gente que trabajaba en el entretenimiento y se interesó en cómo aplicar la tecnología informática a esa área. Un ex colega de HP, Jim Barton, se había ido a trabajar a otro lugar en un servicio de vídeo bajo demanda. Resultó ser técnicamente muy logrado, pero Barton se sintió desanimado a trabajar en la industria de la televisión. Un día, Barton y Ramsey almorzaron y compartieron experiencias. Empezaron a desarrollar la idea de TiVo. Inicialmente, tuvieron problemas para conseguir inversión. Su idea era demasiado complicada; fue a través del ensayo y error de iniciar la empresa que llegaron a TiVo tal como lo conocemos. Sin su experiencia profesional combinada, no habrían sido capaces de fundar la empresa. Ramsey también necesitaba mudarse a Estados Unidos para que pensara como un fundador. Anteriormente había vivido en el Reino Unido, donde la cultura era "mucho más apagada... más cautelosa". Como veremos en las secciones de redes y cultura, las personas con las que te asocias tienen una gran influencia en lo que haces.

Es una creencia común entre los capitalistas de riesgo que el talento joven es más probable que tenga éxito. Esto podría explicarse por el hecho de que los jóvenes emprendedores son más propensos a requerir financiación. Los capitalistas de riesgo también pueden obtener mejores rendimientos invirtiendo en jóvenes que venden su empresa antes. En un estudio, se encontró que las personas de poco más de veinte años son las más entusiastas para iniciar un negocio, pero las menos capaces: a medida que envejecen, adquieren las habilidades necesarias para iniciar una empresa, pero pierden gradualmente su voluntad. Ese estudio también encontró que tu experiencia laboral - como la experiencia de ser autónomo - afecta tu oportunidad de iniciar un negocio. Aunque la voluntad disminuye con la edad, la oportunidad es el principal factor limitante. Obtener financiación

Go Back Print Chapter