Chapter Content

Calculating...

Vale, a ver... Vamos a hablar un poco sobre contratos, ¿no? Algo que parece super aburrido, pero que en realidad está en todos lados.

Fíjate, hay una cosa curiosa. Los abogados, esos que te preparan contratos de sesenta páginas para protegerte de otros empresarios, a veces, para sus propios negocios, se organizan con un simple papelito, a lo mejor ni firmado. ¿Por qué? Porque confían en sus socios, claro.

Hablando de esto, existió un tal Ian MacNeil, que era jefe de un clan escocés, ¡qué loco!, pero además era un profesor de leyes americano. Este señor, en los años 60, empezó a hablar de "contratos relacionales". Básicamente, decía que casi todos los contratos se hacen dentro de relaciones sociales y comerciales que ya existen, y que esas relaciones son la parte más importante del acuerdo. ¡Qué interesante!

Ahora, para algunos abogados y economistas, la vida es un contrato tras otro. Imagínate a alguien que vive así... Cumple con su trabajo, luego contrata el transporte para irse a casa, lee la letra pequeña del billete, llega al apartamento con un contrato de alquiler larguísimo, y hasta soborna al perro para que le traiga las pantuflas, jajaja. Intenta usar una app, pero después de horas leyendo los términos y condiciones, se le quitan las ganas. Y ni hablar de pedir comida a domicilio, porque al final, tampoco come. ¡Uf, qué agobio!

Pero, a ver, nadie vive así, ¿verdad? La gente normal confía en su experiencia, en la reputación del vendedor, en las relaciones personales con el proveedor, en que ambas partes quieren seguir haciendo negocios. El intercambio siempre está metido en un contexto social, y eso es lo que realmente importa.

Por ejemplo, ahora mismo, tú estás escuchando esto, ¿no? Da igual si es un libro impreso, un ebook, un podcast... Seguro que tienes un acuerdo con el proveedor, pero ni te preocupas mucho por él. La letra pequeña solo importa si la cosa se pone fea. Si no te gusta lo que escuchas, pues lo quitas y ya está. No pasa nada. Pero si te gusta y sigues escuchando, ahí sí que hay una relación. Y ojalá se base en la confianza y el respeto, y que los dos saquemos algo bueno, no solo dinero.

Hay un montón de cosas que influyen, ¿sabes? La confianza es clave para que la gente coopere. Hay que creer en lo que te dicen y esperar que los demás cumplan sus promesas. Al principio, confiamos en la familia y los amigos, pero para que funcionen la economía y las empresas, necesitamos confiar en gente que no conocemos. Se dice que esto se desarrolla cuando la gente empieza a casarse fuera de su propio grupo social.

¿Sabes que hacen encuestas para ver cuánta confianza hay en cada país? Pues los países donde la gente confía más son los países ricos y pequeños del norte: Dinamarca, Noruega, Suiza... y Nueva Zelanda. En estos sitios también hay menos corrupción. Los países grandes con instituciones fuertes, como Canadá, Alemania y el Reino Unido, también tienen buena puntuación. Estados Unidos está un poco por detrás, pero mejor que la mayoría de los países del sur.

Pero ojo, hay una excepción: China. A pesar de no ser un país super rico, la gente allí confía más en los demás que en Gran Bretaña o Estados Unidos. ¿Por qué? Pues nadie lo sabe seguro. A lo mejor las preguntas significan algo diferente en China que en Suecia.

Una cosa importante es que la honestidad es una cualidad, no una estrategia. Si haces cosas pensando solo en tu propio beneficio, vas a fastidiar las relaciones con los demás. Los padres que solo quieren que sus hijos los mantengan cuando sean mayores no son buenos padres. Los profesores que solo se preocupan por sus propios logros no son buenos profesores. Y los científicos que falsean los resultados no son buenos científicos.

La gente se da cuenta cuando alguien es interesado. No es lo mismo una empresa que se preocupa por sus empleados porque de verdad le importan, que una empresa que lo hace porque le sale más barato. Los empleados lo notan.

Como decía un tal Michael Jensen, si intentas aplicar el análisis de coste-beneficio a tu integridad, seguro que no serás una persona de confianza, y además no serás una persona íntegra. Y si no eres íntegro, tu vida será peor. ¡Qué fuerte!

Todo esto está relacionado con la religión. En los países con tradición judeocristiana hay más confianza que en los países budistas, hindúes o musulmanes. Parece que el protestantismo ha sido especialmente bueno para el comercio y los negocios. Un sociólogo llamado Max Weber ya lo dijo hace tiempo, y sigue siendo cierto. Si quieres vivir en un país próspero, mejor nacer en un lugar con cultura judeocristiana, y mejor si es protestante que católico.

Algunas religiones prometen que los buenos serán recompensados después de la muerte. Pero claro, la Iglesia Católica en la Edad Media hacía un poco de trampa, porque decían que los ricos también podían ir al cielo si daban dinero para construir iglesias. ¡Menudo negocio!

Los protestantes, en cambio, creían que si eras honesto y trabajador, era porque ya estabas elegido por Dios. No era algo que te ganabas con el dinero. Así que la relación entre religión y éxito en los negocios no es tan simple. Es más bien una cosa que ha ido evolucionando con el tiempo.

Pero bueno, al final, lo importante es tener una buena reputación, más que ser rico.

Así que, en el siglo XX, la "ética protestante" se convirtió más en una costumbre cultural que en una doctrina religiosa. Pero influyó mucho en la Revolución Industrial en Europa y transformó a Escocia en uno de los países más prósperos del mundo.

Además, las minorías que han tenido éxito económico, como los hugonotes (refugiados protestantes de Francia), han jugado un papel muy importante en el comercio y las finanzas. Por ejemplo, el primer gobernador del Banco de Inglaterra era hugonote. Este éxito a veces provoca envidia y resentimiento, como pasó con los judíos en la Alemania nazi.

Los cuáqueros, los judíos y otros inmigrantes también fueron muy importantes en la Revolución Industrial, sobre todo en la financiación.

Las religiones protestantes eran individualistas, pero también enseñaban a respetar a los demás. La cooperación y la competencia solo funcionan si los competidores se respetan. Es como en el deporte: un buen deportista quiere ganar, pero no hace trampas. Las relaciones con los demás son importantes, y lo que nos hace felices es la relación con ellos, aunque a veces compitamos y a veces cooperemos.

Cuando hay oportunidades para cooperar y que todos salgan ganando, los empresarios suelen encontrar la manera de hacerlo.

Ahora, los proyectos grandes y raros a veces terminan en problemas, porque es difícil crear una relación de confianza. A veces, los contratistas ofrecen precios muy bajos esperando ganar dinero con los "extras". Las empresas públicas a veces tienen problemas porque tienen que hacer concursos para todo, y claro, eso dificulta la relación entre las partes.

En resumen, para que los contratos funcionen, hay que tener relaciones de confianza. Por ejemplo, antes, la empresa Marks & Spencer tenía muy buena relación con sus proveedores. Pero luego, las cosas cambiaron y la empresa empezó a buscar proveedores más baratos en otros países.

Claro, la ley solo entra en juego cuando la relación se rompe. Y en Marks & Spencer, la relación se rompió y la ley tuvo que intervenir. Pero el juez dijo que los tribunales no pueden obligar a una empresa a seguir manteniendo una relación si no quiere.

Aunque haya un contrato muy largo, como el que tenía la ciudad de Birmingham con una empresa constructora, siempre habrá cosas que no estén claras. En esos casos, las dos partes tienen que ser razonables y tratar de solucionar los problemas, en lugar de aprovecharse de los errores del contrato.

Así que, los jueces ingleses no están muy de acuerdo con la idea de que las empresas son solo un conjunto de contratos. Creen que los empresarios deberían trabajar juntos y evitar ir a los tribunales.

Un señor llamado Oliver Hart ganó el Premio Nobel por su trabajo sobre contratos. Para explicar sus ideas, habló de una central eléctrica que está al lado de una mina de carbón. ¿Tiene que ser el dueño de la central el mismo que el dueño de la mina? Hart dice que es complicado, porque la central y la mina no tienen la misma información. Propone que las dos partes resuelvan sus problemas jugando un juego con un árbitro honesto.

Pero claro, nadie hace eso en la vida real. Hart dice que es porque los empresarios no son racionales. Yo creo que es porque tienen una idea diferente de lo que es ser racional, una idea que tiene que ver con la cultura y la sociedad en la que viven.

Hay muchas maneras de organizar las empresas para que sean eficientes. Lo importante es encontrar una manera que funcione. Y la manera de hacer las cosas depende de la historia, la sociedad y la política del lugar. No es lo mismo Silicon Valley que Japón o Italia.

Pero bueno, al final, lo importante es tener relaciones de confianza y trabajar juntos para lograr el éxito. ¡Ahí lo dejo!

Go Back Print Chapter