Chapter Content
A ver, a ver... cómo les explico esto. Miren, en la vida, sí o sí, nos vamos a encontrar con un montón de situaciones, ¿no? Y ante esas situaciones, realmente, tenemos tres caminos, tres opciones: cambiar lo que nos está pasando, aceptar lo que nos está pasando o, bueno, salir corriendo, ¿no? Escapar.
El tema es que querer cambiar las cosas es, al final, un deseo. Y los deseos, mientras no se cumplen, nos hacen sufrir, eso es así. Entonces, no podemos estar todo el día queriendo cambiar todo lo que nos rodea, ¿me entienden? Lo ideal sería elegir, en un momento dado, un deseo, solo uno, que sea el más importante para nosotros y usarlo como nuestra motivación principal, como la chispa que nos impulsa a seguir adelante.
¿Y por qué no podemos elegir dos deseos a la vez? Pues, básicamente, porque nos distraemos. Ya es bastante complicado enfocarse en un solo objetivo, imagínense en dos. La paz mental, la tranquilidad, viene de tener una mente clara, sin demasiadas cosas rondando por ahí. Y para eliminar esas distracciones, tenemos que vivir en el presente, en el aquí y ahora. Si estamos todo el rato pensando en "tengo que hacer esto", "quiero tener aquello", "esta situación tiene que cambiar", pues es muy difícil encontrar esa paz interior.
Lo repito, ¿eh? Que ante cualquier situación, tenemos esas tres opciones: cambiarla, aceptarla o escapar. El problema es que mucha gente se queda como bloqueada, en un punto muerto. Quieren cambiar las cosas, pero no se atreven a dar el paso. Quieren huir, pero tampoco se deciden a hacerlo. Y, al mismo tiempo, no son capaces de aceptar la situación tal y como es. Esa indecisión, esa manera de evitar el problema, es la que nos causa la mayor parte del sufrimiento, ¿saben? Por eso, yo, en mi cabeza, me repito constantemente una palabra: aceptación.
¿Y qué significa eso de "aceptar"? Bueno, para mí, aceptar significa tomarse las cosas con calma, pase lo que pase. Significa mantener la mente tranquila, enfocada. Es como dar un paso atrás y ver la situación desde otra perspectiva. Es ver el panorama completo, pensar a largo plazo.
A ver, la vida no es perfecta, eso lo sabemos todos. Pero las cosas pasan por algo, ¿no? Y a veces, lo que está sucediendo, aunque nos parezca malo, es lo mejor que nos puede pasar. Cuanto antes aceptemos la realidad, antes podremos adaptarnos a ella.
Claro, llegar a ese estado de "aceptación" no es fácil. Yo he probado algunas cosillas, algunos trucos, pero no les voy a decir que son infalibles, ¿eh?
Uno de ellos es, precisamente, dar un paso atrás y recordar momentos dolorosos que he vivido. Incluso los escribo, ¿saben? La última ruptura amorosa, el último fracaso en un negocio, el último problema de salud... Y luego me pregunto: ¿qué pasó después? Y así puedo ver cómo he crecido, cómo he mejorado a lo largo de los años.
Otro truco para lidiar con los pequeños problemas del día a día es cambiar el punto de vista. Cuando algo me sale mal, una parte de mí reacciona de forma negativa al instante. Pero ahora me he acostumbrado a preguntarme: "¿Hay algo positivo en esta situación?".
Por ejemplo, llego tarde a una reunión. ¿Qué beneficio puedo sacar de esto? Pues, a lo mejor, puedo relajarme un poco, mirar los pájaros, las nubes... Y, además, pasaré menos tiempo en esa reunión tan aburrida. Siempre hay algo bueno en todo, ¿no creen?
Y si no encuentro nada positivo, pues siempre puedo pensar: "El universo me está dando una lección. Voy a prestar atención y aprender de esto".
Un ejemplo sencillo. Participé en un evento y luego me mandaron un montón de fotos por correo electrónico. Mi primera reacción fue: "¿Pero qué es esto? ¿No podían haber elegido las mejores? ¿Quién manda cien fotos por correo?". Pero enseguida me pregunté: "¿Hay algo bueno en esto?". Y sí, lo había. Podía elegir mis cinco fotos favoritas, podía usar mi propio criterio.
La verdad es que, con práctica, he conseguido reducir bastante mi tiempo de reacción. Al principio, tardaba unos segundos en encontrar el lado positivo de las cosas. Ahora, mi cerebro reacciona casi al instante. Es un hábito que se puede entrenar, de verdad.
Y cómo aprendemos a aceptar lo que no podemos cambiar? Pues, en el fondo, se trata de aprender a aceptar la muerte, sin más.
La muerte es lo más importante que nos va a pasar en la vida. Todos vamos a morir. Y si elegimos afrontarla, en lugar de evitarla, eso le da un sentido enorme a nuestra existencia. Nos pasamos la vida intentando escapar de la muerte. Muchos de nuestros objetivos se reducen a una búsqueda de la inmortalidad.
Si eres religioso, y crees en el más allá, pues confías en que todo estará bien y no tienes que preocuparte por lo que pasará después. Si no crees en la religión, quizás tengas hijos, para que tus genes sigan adelante. Si eres artista, pues quieres dejar tu obra para la posteridad. Si eres empresario, quieres dejar un legado comercial.
Pero aquí les quiero recordar algo importante: en realidad, no tenemos ningún legado, no tenemos nada que dejar, nada que vaya a durar para siempre. Todos vamos a desaparecer, nuestros hijos también. Nuestros logros se convertirán en polvo, la civilización humana se convertirá en polvo. Nuestro planeta se convertirá en polvo, el sistema solar se convertirá en polvo. A gran escala, el universo ha existido durante diez mil millones de años y seguirá existiendo durante otros diez mil millones de años.
Comparado con el universo, eres como una luciérnaga que brilla en la noche, tu vida es efímera. Si te das cuenta de que todo lo que haces es inútil, puedes encontrar una gran felicidad y paz, porque te das cuenta de que la vida es solo un juego. Pero es un juego divertido. Y lo único que importa es que disfrutes de la experiencia, que vivas el presente. Entonces, ¿por qué no interpretar todo lo que te pasa de la forma más positiva posible?
Es que esos momentos de infelicidad, esos momentos en los que no disfrutas, no le sirven a nadie. La felicidad del universo no es constante, no vas a hacer más feliz a otro por ser infeliz tú. El tiempo que tenemos en este planeta es limitado, es valioso, y tenemos que aprovecharlo al máximo. Tenemos que poner la muerte en primer plano. Es fundamental no negarla, no evitarla, porque ahí está la clave para aceptar lo que no podemos cambiar y vivir en el presente.
Cuando me siento agobiado, pienso en todas esas civilizaciones que fueron grandiosas y luego desaparecieron. Por ejemplo, los sumerios. Estoy seguro de que hubo personas importantes, que lograron grandes cosas. Pero, ¿te acuerdas del nombre de algún sumerio? ¿Sabes algo interesante que hicieran? Seguro que no.
Así que, quizás, dentro de diez mil o cien mil años, la gente diga: "Ah, sí, los estadounidenses, he oído hablar de ellos".
Todos vamos a morir, y después de la muerte no queda nada. Así que disfruten de la vida. Aporten algo positivo a la sociedad. Den amor al mundo. Hagan felices a los demás. Ríanse mucho. Valoren cada instante. Tengan una misión, cumplan con su deber y vivan una vida plena.