Chapter Content
A ver, a ver... ¿De qué les quería hablar hoy? Ah, ¡ya me acuerdo! Quería compartirles algo que me ha volado la cabeza en los últimos años. Y es que la felicidad, ¿saben?, la paz interior, ¡no es algo que viene de fábrica! Uno no nace sabiendo ser feliz.
O sea, sí, claro, la genética influye, el entorno también pinta bastante, pero... ¡ojo! Que uno puede tomar las riendas y moldearse a sí mismo, ¿me entienden? La felicidad es como un músculo, se puede entrenar, poco a poco. Pero lo primero, lo importantísimo, es creérselo, ¿eh? Convencerse de que uno puede ser más feliz.
Y es que ser feliz es como cualquier otra habilidad. Como saber cocinar bien, o aprender a hacer dieta, o ponerse en forma, o hasta ligar... ¡Todo se aprende! Igual que tener buenas relaciones, o incluso amar. Lo clave es entender que son habilidades que se pueden desarrollar. Una vez que te metes eso en la cabeza, el mundo cambia.
Entonces... ¿Qué tipo de habilidad es la felicidad? Pues una que requiere prueba y error, ¿saben? Tienes que experimentar para ver qué te funciona a ti. Por ejemplo, a lo mejor pruebas eso de la meditación, a ver si te va bien. ¿Te funciona la meditación zen, o la vipassana? ¿Necesitas un retiro de diez días, o te basta con veinte minutos al día?
Y si la meditación no te va, ¡pues a otra cosa, mariposa! Yoga, surf, carreras de coches, cocina... ¡Hay mil cosas! Tienes que probar de todo hasta encontrar aquello que te haga entrar en ese estado de flow, de conexión. Hay que ser curioso y no cerrarse a nada.
Es como con los medicamentos, ¿no? El efecto placebo es real. Si crees que algo te va a ayudar, aunque sea una pastilla de azúcar, ¡te ayuda! Así que, para mejorar tu estado de ánimo, ¡a probar cosas sin miedo! Mente abierta, ¿eh? Que no perdemos nada con intentar.
Hace poco, por ejemplo, leí un libro que me encantó: "El poder del ahora" de Eckhart Tolle. Va de vivir en el presente, y es genial, sobre todo si no eres muy religioso. El tipo te machaca con la idea de que lo más importante es estar en el presente.
Y en un momento dado, te propone un ejercicio de sentir la energía en el cuerpo. Antes, si hubiera leído eso, ¡habría cerrado el libro y a otra cosa! Pero ahora, me dije: "A ver, ¿por qué no?". Y lo probé, ¿saben? Me tumbé, medité, y ¡fue una experiencia súper interesante!
Ahora bien, ¿cómo construimos esa habilidad de ser felices? Pues, básicamente, ¡con buenos hábitos! Dejar el alcohol, el azúcar, las redes sociales... ¡Todo eso ayuda a estabilizar el ánimo! Los videojuegos, por ejemplo, dan una alegría momentánea (yo he sido adicto, eh), pero a la larga te roban la felicidad. El café también, es un chute de energía a corto plazo que te pasa factura después. Son cosas externas que te dan picos de dopamina, pero cuando se van, te dejan peor.
En resumen, la vida se trata de ir reemplazando esos malos hábitos que se te pegan sin darte cuenta, por hábitos que te hagan más feliz. Al final, tu nivel de felicidad depende de tus hábitos y de la gente con la que pasas más tiempo.
En cuanto a los hábitos... Cuando somos niños, no tenemos muchos. Luego, aprendemos lo que está bien y lo que está mal, empezamos a tener conciencia de nosotros mismos, y es ahí cuando empezamos a crear hábitos y patrones de comportamiento.
Con el tiempo, algunos se vuelven más felices y otros más infelices. Y la diferencia está, en gran medida, en los hábitos que han elegido. Cuando eliges un hábito, tienes que preguntarte: "¿Esto me va a hacer más feliz a largo plazo?".
Y luego está la gente con la que te rodeas. Pregúntate: ¿Son personas positivas? ¿Me cuesta mucho mantener la relación con ellos? ¿Los admiro y respeto, sin sentir envidia?
Hay una teoría que dice que puedes predecir el comportamiento de un chimpancé observando a los cinco chimpancés con los que más se junta. ¡Pues con las personas es igual! Por eso es tan importante elegir bien a tus amigos. No puedes ser amigo de alguien solo porque es tu vecino o tu compañero de trabajo. La gente más feliz elige bien sus "cinco chimpancés".
Y una regla básica para evitar conflictos es: ¡No te juntes con gente que siempre está en medio de problemas! Yo ya no me complico la vida con relaciones que no fluyen, ¿saben? Si no quieres trabajar con alguien toda la vida, ¡no trabajes con él ni un solo día!
Tengo un amigo iraní, Behzad, que es un tipo que ama la vida. No tiene tiempo para la gente amargada. Si le preguntas cuál es el secreto de la felicidad, te mira al cielo y te dice: "Deja de preguntar y empieza a apreciar". El mundo es increíble, pero estamos tan dormidos que damos todo por sentado. Como tú y yo ahora mismo, aquí sentados, con comida, ropa, internet... ¡Deberíamos estar agradecidos! Si no fuera por la civilización moderna, ¡seguiríamos siendo monos!
Cuando somos codiciosos, damos por hecho que el mundo nos debe algo. Pero si vivimos en el presente y somos agradecidos, nos damos cuenta de que estamos rodeados de regalos, de abundancia. La felicidad está en esa consciencia. En estar aquí y ahora, disfrutando de todo lo que tenemos a nuestro alcance.
Uno de los mayores trucos para ser feliz es darte cuenta de que es una habilidad que puedes entrenar, una elección que puedes hacer. Puedes elegir ser feliz, y luchar por ello. Igual que eliges adelgazar, o estudiar, o esforzarte en el trabajo.
"La felicidad es importante para mí". Esa es la decisión. A partir de ahí, priorizas la felicidad por encima de todo lo demás, y te dedicas a investigar y aprender sobre ella.
Yo tengo una serie de técnicas que me ayudan a vivir en el presente y a ser más feliz. Al principio, parecían un poco tontas y me costaba concentrarme para hacerlas. Pero ahora, son casi automáticas. Y la verdad es que, al aplicarlas con constancia, ¡he notado un cambio enorme en mi nivel de felicidad!
Una de las que más me funciona es la meditación de introspección. Medito con el objetivo de entender cómo funciona mi mente.
Intento estar presente en cada momento. Si me doy cuenta de que estoy juzgando a alguien, me paro y me pregunto: "¿Puedo ver esto de forma positiva?". Antes me enfadaba por muchas cosas, pero ahora intento siempre encontrar el lado bueno. Al principio, me costaba unos segundos, pero ahora lo hago en un instante.
Intento exponerme al sol lo máximo posible. Sonrío, miro hacia arriba.
Cuando siento deseo por algo, me pregunto: "¿Realmente necesito esto? ¿Vale la pena que me amargue si no lo consigo?". En la mayoría de los casos, me doy cuenta de que no es tan importante.
Creo que dejar la cafeína me ha hecho más feliz, porque ahora tengo un estado de ánimo más estable.
Y hacer ejercicio todos los días me hace más feliz. Si mi cuerpo está bien, mi mente está más tranquila.
Cuanto más juzgas a los demás, más grande se hace tu ego. Por un momento te sientes genial, porque te crees superior. Pero al rato, te invade la soledad, y solo ves problemas a tu alrededor. El mundo es un espejo, te devuelve lo que sientes.
Dile a tus amigos que eres una persona feliz. Así te obligas a comportarte como tal. El sesgo de coherencia te obliga a ser fiel a tu palabra. Y tus amigos también esperarán que seas feliz.
Intenta usar lo menos posible las aplicaciones del teléfono como el teléfono, el calendario y la alarma. Ganarás tiempo y felicidad.
Cuantos más secretos tengas, menos feliz serás.
¿Te sientes abrumado? Medita, escucha música, haz ejercicio. Reajusta tus emociones. Y luego, deja de lado lo que te agobia y elige algo nuevo, donde puedas invertir tu energía.
Las cosas materiales (coches, casas, ropa, dinero) te hacen caer más rápido en la adaptación hedonista que las cosas naturales (comida, sexo, ejercicio).
Cuanto más tiempo pases frente a una pantalla, menos feliz serás. Cuanto menos tiempo pases frente a una pantalla, más feliz serás.
Una buena forma de medir tu felicidad es ver cuánto tiempo al día dedicas a hacer cosas por obligación, y cuánto a hacer cosas que te gustan.
Las noticias están diseñadas para generar ansiedad y enfado. Pero las tendencias en ciencia, economía, educación y resolución de conflictos pueden ser positivas. ¡Hay que mantener la mente abierta y ser optimistas!
La política, la academia y el estatus social son juegos de suma cero. Las personas más felices juegan a juegos de suma positiva.
Sol, ejercicio, pensamiento positivo y triptófano. No son drogas, pero aumentan la serotonina en el cerebro, y te ayudan a estar sano, lúcido, positivo y optimista.
Y para cambiar un hábito...
Elige algo concreto, ten claro lo que quieres cambiar.
Crea un plan sostenible.
Identifica la necesidad, el detonante y la alternativa.
Cuéntale tu plan a tus amigos.
Sé constante y avanza poco a poco.
La disciplina es el puente hacia una nueva imagen de ti mismo.
Asume tu nueva imagen por completo. ¡Ese eres tú ahora!
En resumen, para cambiar un hábito: primero, saber qué quieres cambiar; segundo, saber cómo hacerlo; tercero, contárselo a tus amigos para aprovechar el sesgo de coherencia; y cuarto, ¡disciplina y constancia! Para transformarte y convertirte en la persona que quieres ser.