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A ver, a ver... por dónde empiezo... Bueno, resulta que, ¿sabes? todos necesitamos una brújula, una guía, algo que nos indique el camino, ¿no crees? Y no me refiero a una brújula física, sino a algo más profundo, algo que te diga hacia dónde dirigir tu vida.
Mis padres, por mi cumpleaños, me regalaron una brújula de plata... chiquita, eh. Y tenía una frase grabada que decía: "Sahil, para que siempre sepas dónde está tu verdadero norte. Mamá y Papá". Era su forma de decirme que lo importante es la dirección, no la velocidad, ¿me entiendes? Es como esa historia del Rey Pirro... que ganó una batalla, pero a la larga perdió la guerra. ¡Qué terrible! Para evitar eso, hay que enfocarse en la dirección, en mantener la brújula apuntando a nuestro verdadero norte.
Y para eso, hay que tener claros nuestros objetivos y anti-objetivos. ¿Qué son los anti-objetivos? Bueno, son esas cosas que NO queremos que pasen mientras perseguimos nuestros objetivos. Un empresario, Andrew Wilkinson, lo explicaba muy bien: "Queríamos disfrutar de nuestro trabajo, pero sin los mismos problemas que tenían nuestros amigos exitosos: agendas apretadas, viajes constantes, poco tiempo con los hijos, falta de sueño".
Se inspiraron en una frase de Charlie Munger, que decía algo así como "Lo único que quiero saber es dónde voy a morir para nunca ir allí". Entonces, invirtieron el problema. Así como definieron objetivos, definieron anti-objetivos: cosas que querían evitar a toda costa.
Es como si los objetivos fueran la cima de la montaña, y los anti-objetivos fueran... bueno, esas cosas que no quieres sacrificar al escalar, ¿no? Como tus dedos, tu salud mental, ¡tu vida! Quieres llegar a la cima, pero no a cualquier precio. Por ejemplo, si tu objetivo es ser CEO, tus anti-objetivos podrían ser no pasar más de diez días al mes lejos de tu familia, no permitir que tu salud se deteriore por el estrés y los viajes, y no rebajar tus estándares morales para alcanzar objetivos de ganancias.
Así que, ¿cómo definimos estos anti-objetivos? Pues, mira tus objetivos, pero en lugar de pensar en el resultado ideal, dale la vuelta a la tortilla. Piensa: ¿Cuáles son los peores resultados posibles que podrían surgir al perseguir estos objetivos? ¿Qué podría llevar a que esos resultados ocurran? ¿Qué sería una victoria pírrica, ganar la batalla pero perder la guerra?
Una vez que tengas tus objetivos y anti-objetivos, ¡voilà! Tu brújula estará calibrada para el viaje.
Ahora, si los objetivos y anti-objetivos definen la dirección, los sistemas de alto impacto son el motor que te impulsa hacia ese futuro que visualizas. James Clear, en su libro "Hábitos Atómicos", lo dice clarísimo: "No te elevas al nivel de tus objetivos. Caes al nivel de tus sistemas". Los sistemas son esas acciones diarias que te hacen avanzar. Y el apalancamiento, digamos, es lo que amplifica el resultado de cada acción.
Para entender esto, pensemos en Lionel Messi y Warren Buffett, ¿qué te parece? Messi... ¡el genio del fútbol! ¿Te has fijado que a veces parece que camina por la cancha sin hacer mucho? Pues resulta que no es vagancia, ¡es estrategia! Y Buffett, el "Oráculo de Omaha", ¿sabes? El tipo genera rendimientos anuales asombrosos invirtiendo con cabeza... ¡y paciencia!
¿Qué tienen en común? Ambos concentran su energía en momentos clave y dejan pasar el resto. Cuando están "on", explotan con una energía increíble. Cuando están "off", esperan, conservan energías y se posicionan estratégicamente para el futuro. Trabajan inteligentemente, no a lo loco.
Messi y Buffett entienden el poder de los sistemas de alto impacto. En lugar de estar siempre "a tope", gastando energía en todo, identifican esas acciones y decisiones que pueden generar resultados enormes con poco esfuerzo. Rompen esa relación fija entre "input" y "output" para crear resultados asimétricos.
Ahora bien, no podemos estar "on" todo el tiempo, ¿verdad? Antes se pensaba que tenías que elegir: o estás enfocado en una cosa, o en otra. Y si te descuidas mucho en un área, ¡adiós! Pero esa idea está un poco obsoleta. Si tienes los objetivos, anti-objetivos y sistemas de alto impacto adecuados, puedes mantener todas las áreas de tu vida "encendidas", aunque sea a baja intensidad. Es como tener un regulador de intensidad, en lugar de un interruptor de "on/off".
Esto te permite priorizar tus valores y objetivos para la etapa de tu vida en la que estás, sin descuidar por completo otras áreas que son importantes para ti. Por ejemplo, al inicio de tu carrera, puedes enfocarte en lo financiero y lo mental, pero sin dejar que tus relaciones o tu salud se deterioren por completo.
Piensa en los surfistas que esperan la ola perfecta. Saben que no tienen que surfear todas las olas que vienen. Saben que la paciencia y el posicionamiento son clave. Tienes que tener esa mentalidad con respecto a las etapas de tu vida. Habrá momentos de crecimiento y momentos de mantenimiento. Disfruta de cada etapa por su belleza individual, posiciónate para el futuro según tus valores y objetivos, y siempre ponte en el agua.
Pero, ¡ojo! Las cosas cambian, ¿verdad? Así que necesitamos recalibrar la brújula de vez en cuando. Un pequeño desvío puede ser fatal.
Al final de cada mes, pregúntate: ¿Qué es lo que realmente importa en mi vida ahora mismo, y mis objetivos siguen alineados con esto? ¿Mis sistemas de alto impacto me están ayudando a avanzar hacia mis objetivos? ¿Estoy en peligro de caer en mis anti-objetivos?
Y al final de cada trimestre, añade estas preguntas: ¿Qué me da energía ahora mismo? ¿Qué me quita energía? ¿Quiénes son los "anclas" en mi vida, esas personas que me frenan? ¿Y qué estoy evitando por miedo?
Estas preguntas te ayudarán a mantener la brújula calibrada y a mantenerte en el camino correcto.
Y hablando de caminos... Hace tiempo, escribí una carta a mi yo del futuro. La abrí años después, y me quedé flipando. Mi yo del pasado, a pesar de ser joven e inseguro, tenía una sabiduría impresionante. Me di cuenta de que las respuestas ya estaban dentro de mí, solo que no había encontrado las preguntas correctas.
Así que, te animo a que escribas una carta a tu yo del futuro. Reflexiona sobre dónde estás y dónde quieres estar. Visualiza ese futuro que deseas.
Esa carta es tu verdadero norte.
Ese futuro imaginado es tuyo para crearlo. Tú tienes las respuestas; es hora de empezar a hacer las preguntas correctas para convertir ese futuro en realidad.