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A ver, a ver, ¿cómo les explico esto? Estaba pensando, ¿no?, en cómo algunas empresas, o sea, de verdad logran cosas increíbles, ¿me entienden? Y me vino a la mente Pixar. Pixar, ¡madre mía!, ¡cuántas películas increíbles! Desde Toy Story hasta Coco, pasando por Buscando a Nemo... ¡Uf!, imposible no haber visto alguna y enamorarte de sus personajes, ¿verdad?
Bueno, resulta que tanta creatividad no es casualidad, eh. Leí un libro del cofundador de Pixar, Ed Catmull, y ahí explicaba que tenían sistemas y procesos para asegurarse de que todo fuera de la mejor calidad, siempre, ¿saben? Y uno de esos sistemas, que me pareció genial, se llama el Braintrust.
El Braintrust es un grupo de personas que se juntan cada tanto para hablar de las películas que están haciendo. Están los directores, obvio, pero también hay gente de la empresa que no está directamente involucrada en la película, pero que quieren que les vaya bien, ¿entienden? Como dice Catmull, las decisiones son mejores cuando se aprovecha el conocimiento y las opiniones honestas del grupo. Confían en el Braintrust para que los ayuden a ser excelentes y a evitar la mediocridad. Es como su forma principal de obtener opiniones sinceras, ¿vieron?
Y pensé, ¿por qué no aplicar esto a nuestras vidas? La idea de tener un grupo de personas con diferentes puntos de vista, que hagan preguntas y pongan a prueba nuestras ideas para que al final todo salga mejor, ¿no? Es como tener un equipo propio.
Normalmente, la gente busca un mentor, ¿no? Para que los guíe cuando se enfrentan a cosas nuevas. Pero la palabra "mentor" suena muy formal, muy estructurado. Como si fuera un compromiso enorme, ¿me entienden? Y a veces, tener un solo mentor no es suficiente. Quizás ese mentor no ha pasado por lo que tú estás pasando, o no tiene las herramientas que necesitas.
Entonces, en lugar de buscar un solo mentor, ¿por qué no crear tu propio Braintrust? ¡Tu propio consejo personal! Así como Pixar usa este grupo para mejorar sus películas, tú puedes usar el tuyo para tomar mejores decisiones en tu vida personal y profesional.
Yo diría que un buen Braintrust tiene entre cinco y diez personas. Y lo importante es que sean personas que:
* No sean parciales, o sea, idealmente no familiares.
* Tengan experiencias, perspectivas y puntos de vista diferentes.
* Estén dispuestas a darte feedback sincero, directo, sin pelos en la lengua.
* Y, sobre todo, que quieran verte triunfar, que tengan un interés genuino en tu éxito, ¿me entienden?
Cuando elijas a las personas para tu Braintrust, puedes pensar en diferentes roles, ¿no? Por ejemplo:
* Alguien que sea un alto ejecutivo, que sepa cómo manejarse en jerarquías y puestos importantes.
* Un líder inspirador, que te ayude con temas de liderazgo y gestión de personas.
* Alguien que te desafíe intelectualmente, que te haga pensar y te ponga a prueba tus ideas.
* Un pensador contrario, que juegue al abogado del diablo y te haga ver las cosas desde otro ángulo.
* Un "conector", alguien que tenga muchas relaciones y una gran red de contactos.
* Y alguien que esté en una etapa similar a la tuya, personal o profesionalmente.
No se trata de tener el Braintrust más impresionante, eh. Lo importante es que sean personas que de verdad quieran ayudarte. Y con el tiempo, puedes ir agregando o quitando gente. Agregar a nuevas personas que entren a tu vida y quitar a las personas que ya no te aportan tanto, porque tú o ellos han cambiado, ¿me entienden?
Lo bueno es que no tienes que organizar reuniones formales como Pixar, ¿vieron? No hace falta que los miembros se conozcan entre sí, ni siquiera que sepan que forman parte de tu Braintrust. Simplemente, cuando te enfrentes a un desafío, a una decisión importante, o a un momento clave en tu vida, puedes recurrir a ellos para que te den su opinión, su consejo, su feedback sincero.
Al final, el tiempo y la energía de las personas son valiosos, ¿no? Así que el hecho de que estén dedicando parte de su tiempo a apoyarte es importante. Siempre hay que agradecerles. Regálales libros, envíales notas de agradecimiento escritas a mano por dedicarte tiempo. ¡Pequeños gestos de gratitud hacen una gran diferencia!