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A ver, a ver, ¿por dónde empiezo? Bueno, esto es como una reflexión sobre... sobre todo, ¿no? Empezamos hablando de cómo antes, digamos, del siglo XX, más o menos entre 1800 y 1870, parecía que las cosas iban viento en popa. La tecnología, la organización, todo apuntaba a un futuro mejor, donde la gente no estaría tan, tan pobre, ¿no? Y al principio del siglo XX, pues ahí vamos, caminando hacia esa utopía.
Pero... ¡ay!, la cosa se complicó. Entre la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, pues esa utopía se nos escapó de las manos. Y para colmo, la guerra civil en China trajo una hambruna terrible, con millones de muertos. La tecnología, la organización... en lugar de ayudarnos, se usaron para matar y oprimir. Un desastre, vamos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, ¿eh? El mundo, bueno, al menos el mundo desarrollado, como que se puso las pilas y empezó a avanzar hacia esa utopía, ¡pero a toda velocidad! Los ricos pagaban más impuestos por las guerras, la Depresión les había afectado mucho también. En Estados Unidos, la demanda de trabajadores para la guerra subió los salarios, y lo bueno es que los salarios de los que menos sabían subieron más que los de los que más. Y luego, los sindicatos eran fuertes y no dejaban que los jefes se pusieran sueldos estratosféricos. La economía crecía a un ritmo increíble, el paro era bajo, la riqueza no estaba tan mal repartida... al menos, si eras un hombre blanco del mundo desarrollado. Para ellos, era lo más cerca que habían estado de la utopía.
Pero, eh, un momento. ¿Y el resto? Para la mayoría, las cosas habían mejorado un poco, sí, comparado con sus antepasados. Pero utopía, utopía... no tanto. Y aunque la brecha entre los hombres blancos del norte y los demás seguía siendo enorme, al menos la cosa iba en la dirección correcta.
Por ejemplo, tenemos a W. Arthur Lewis, un economista brillante nacido en la isla de Santa Lucía, que era colonia británica. Quería ser ingeniero, pero como era negro, pues no le daban trabajo. Al final, estudió administración de empresas y fue el primer estudiante negro en la London School of Economics. Se convirtió en un economista muy importante, pero nunca se olvidó de sus orígenes y siempre luchó contra el subdesarrollo, que según él, era una consecuencia de cómo el mercado global había afectado a los países del sur.
Mira, durante mucho tiempo, solo los hombres podían tener poder, y solo si eran especiales: de la tribu correcta, de la casta correcta, con propiedades, con educación… era lo que se esperaba. Aristóteles decía que esto solo cambiaría si tuviéramos tecnología como la de la Edad de Oro, una utopía. Hasta entonces, la pobreza y la falta de inventos harían que la mayoría de la gente tuviera que ser explotada para que unos pocos pudieran dedicarse al arte y la filosofía.
La desigualdad era enorme, pero la situación no era fija. En la historia, a veces se podía cambiar de estatus, con suerte, claro. Por ejemplo, un centurión romano podía declarar a alguien ciudadano romano y salvarlo de un castigo.
Pero Europa eligió la violencia. El comercio de esclavos creció y millones de africanos fueron llevados a América para trabajar hasta la muerte. La gente en Europa empezó a sentirse culpable, a menos que pensaran que los africanos se merecían ser esclavizados.
Y es que, al final, todos somos primos cercanos. La mayoría de nuestros genes vienen de un grupo pequeño de personas que vivieron hace unos 75.000 años. Hay más variación genética en una manada de babuinos que en toda la raza humana.
Claro, la cultura y la geografía influyen. Los que vivimos lejos del ecuador tenemos menos melanina para que podamos producir vitamina D con el sol. Y hay gente que cree que hay diferencias genéticas importantes entre los grupos sociales y que esas diferencias explican las desigualdades. Pero... ¡ay!, que si los pobres son pobres porque son tontos... ¡venga ya! Es agotador tener que desmentir esas cosas. Y encima, si intentas rebatirlas, la gente piensa que algo de verdad habrá. Es difícil tener un debate racional cuando las redes sociales se dedican a asustar y a indignar a la gente para venderles curas falsas y criptomonedas.
Quizás estas ideas persisten porque tienen raíces profundas. Abraham Lincoln, que era bastante más igualitario que muchos, decía que no creía en la igualdad social y política entre blancos y negros, porque había diferencias físicas que lo impedían.
Así que, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo desarrollado avanzó hacia la utopía, los hombres blancos tuvieron una gran ventaja sobre los demás. Pero Lincoln también decía que los negros tenían derecho a la vida, a la libertad y a ganarse el pan con su propio esfuerzo.
Esa era la teoría. Pero como dijo Martin Luther King Jr., la Declaración de Independencia era como un pagaré que aún no se había pagado a los negros. Y todavía hoy hay leyes que dificultan el voto a la población negra.
A pesar de todo, la Proclamación de Emancipación de Lincoln fue un paso importante hacia la inclusión. Y durante el siglo XX, las cosas empezaron a cambiar. Ser hombre y de la clase social adecuada fue menos importante para tener poder.
Pero tener propiedades y educación siguió siendo crucial. Y el lugar donde nacías seguía determinando tus oportunidades. La inclusión era más un objetivo que una realidad.
Estados Unidos fue el lugar donde se forjó el futuro de la inclusión. No es que lo hiciera mejor que otros países, pero la combinación de su poder mundial y la diferencia entre sus ideales y su realidad generó mucha energía. Desde que decidió seguir la declaración de Jefferson, que decía que "todos los hombres son creados iguales", en lugar de la opinión del juez Taney, que decía que los negros no tenían derechos que los blancos debieran respetar.
Después de la Segunda Guerra Mundial, todo indicaba que la discriminación contra los negros seguiría impidiéndoles educarse, salir de la pobreza y prosperar. Gunnar Myrdal llamó a su libro sobre la raza en Estados Unidos "Un dilema americano", el dilema era la contradicción entre el ideal de igualdad de oportunidades y la situación real de los negros. Parecía que el país podía vivir con ese dilema para siempre.
Pero poco a poco, las cosas fueron cambiando. En el Norte, la población negra era pequeña y no había representantes negros en el Congreso. El primero fue elegido en 1929. En el Sur, la discriminación era la norma y no hubo representantes negros hasta 1973.
Y hoy en día, casi la mitad de los estados tienen leyes electorales que dificultan el voto a los negros. Algunos jueces pretenden creer que son medidas para dar ventaja al Partido Republicano, pero en realidad son medidas racistas para mantener a los negros oprimidos. Un político como Ronald Reagan llegó a llamar "monos" a diplomáticos africanos y un economista como George Stigler criticó a Martin Luther King Jr. por su "insolencia".
En fin... ¿qué hace un partido político que quiere aumentar las desigualdades en una democracia? Pues tiene que convencer a la gente de que le vote. Puede decir que es mejor para la economía, que aunque te toque una porción más pequeña, el pastel será más grande. O puede intentar que las desigualdades económicas no sean tan importantes, resaltando otros temas, como el nacionalismo o buscando un enemigo interno, como la población negra.
Hasta los años 40, los demócratas eran los que hacían esto. Se hacían sentir bien a los hombres blancos haciéndoles sentir superiores a los negros.
El daño que se hizo durante la época progresista al quitar derechos a los negros ha sido subestimado. Después de la Emancipación, vino la Reconstrucción, que luego fue revertida, y luego vino Jim Crow, que destrozó a la clase media negra que estaba surgiendo.
En 1940, el trabajador negro medio tenía tres años menos de educación que el blanco. La mayoría de los blancos aprobaba la discriminación en el empleo, la vivienda, la educación y el voto. Los negros se concentraban en trabajos agrícolas no cualificados, sobre todo en el Sur, que era poco productivo y tenía bajos ingresos. Las mujeres negras trabajaban en la agricultura y en el servicio doméstico. Los salarios eran muy bajos: los hombres y las mujeres negros ganaban un 45% de lo que ganaban los blancos. El 81% de las familias negras eran pobres.
Pero con el tiempo, las cosas cambiaron. Casi todos los blancos decían estar a favor de la igualdad de oportunidades en el empleo. El nivel educativo era casi el mismo para blancos y negros. Los salarios de los hombres negros eran dos tercios de los de los blancos y los de las mujeres negras eran casi iguales a los de las mujeres blancas.
Esto se debe al liderazgo y a la lucha de la comunidad negra. Los líderes de los derechos civiles jugaron bien sus cartas y lograron un gran éxito a largo plazo. Son héroes del siglo XX.
Tres factores importantes fueron el fin de la discriminación legal, la migración de los negros del Sur rural al Norte urbano y el cambio de trabajos agrícolas a trabajos industriales y de servicios. También fue importante la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohibió la discriminación en el empleo.
Pero después de 1970, la cosa se estancó. En los años 80, uno de cada cinco hombres negros no tenía ingresos. Y hoy en día, los ingresos de las familias negras son solo el 60% de los de las familias blancas. La mayoría de los blancos cree que ya no hay racismo, pero ¿qué más puede explicar la diferencia de ingresos? Mucho de este racismo es "racismo estructural": las leyes y costumbres del pasado que siguen afectando a los negros hoy en día.
Lo más importante para frenar el progreso económico de los negros fue el aumento de la desigualdad, que hizo que las empresas necesitaran menos trabajadores no cualificados. También influyeron los cambios en la familia: más divorcios, más nacimientos fuera del matrimonio y más familias monoparentales. La pobreza en las familias negras con dos padres era del 12,5%, pero en las familias monoparentales era del 40%.
Algunos dicen que esto se debe a que las ayudas sociales son demasiado generosas y desincentivan el trabajo. Pero las ayudas sociales eran más bajas en los años 90 que en los 60, y los salarios eran más altos.
En realidad, las familias negras sufrieron los efectos de los cambios sociales, pero eran más vulnerables. La clase social se hizo más importante y hubo una gran desigualdad, incluso entre los blancos. Para los negros, los avances en la inclusión social llegaron tarde.
Volvamos a después de la Segunda Guerra Mundial. La economía crecía, el paro era bajo, la riqueza estaba bien repartida... para los hombres blancos del mundo desarrollado. Pero ¿y las mujeres?
Platón decía que las mujeres podían ser guardianas de la ciudad ideal, porque las almas de hombres y mujeres eran iguales. Pero Aristóteles no estaba de acuerdo. Él pensaba que los hombres debían mandar y las mujeres obedecer.
Es importante entender por qué el machismo se hizo tan fuerte hace miles de años, en la Edad Agraria. Era importante tener hijos para que te cuidaran cuando fueras viejo. Por eso las mujeres pasaban mucho tiempo embarazadas y amamantando. Y eso requiere mucha energía, sobre todo si no tienes mucha comida. También, el tener que estar cerca de los hijos hacía que las mujeres se dedicaran a trabajos cerca de casa, como la agricultura y los textiles.
Pero los hombres oprimieron a las mujeres mucho más de lo que era necesario, incluso convenciendo a las mujeres de que se lo merecían.
No sabemos cuánto tiempo lleva el machismo siendo parte de la cultura humana. Hay señales de que hace unos 5.000 años hubo un gran cambio: la población masculina "efectiva" disminuyó, es decir, el número de hombres que tienen descendientes hoy en día. No hubo tal disminución en la población femenina. Parece que muchas mujeres compartían marido o aceptaban casarse con hombres mucho mayores, y muchos hombres se quedaban solteros. ¿Qué instituciones presionaban a la gente para que hiciera esto? Hace unos 3.000 años, la situación se equilibró y la familia de un hombre y una mujer volvió a ser la norma.
Si yo fuera mujer, ¿vería el cambio en la situación de la mujer como lo más importante de la historia? ¿Vería el pasar de tener ocho embarazos y un 15% de riesgo de morir en el parto a tener uno o dos embarazos y mucho menos riesgo de morir como el mayor cambio? ¿Es el feminismo la noticia más importante del siglo XX? ¿Lo verán así los historiadores dentro de mil años?
En 1900, en Estados Unidos, había cuatro hombres trabajando por cada mujer. A finales de siglo, la mitad de la fuerza laboral era femenina.
En 1900, la mayoría de las mujeres que trabajaban eran solteras. El 43,5% de las mujeres solteras mayores de 15 años trabajaba. En cambio, solo el 3,2% de las mujeres blancas casadas trabajaba. En 1920, solo el 4% de las mujeres blancas casadas de unos 30 años trabajaba. En 1980, casi el 60%.
Pero esto no es todo. Las mujeres nacidas en 1920, por ejemplo, trabajaban un 15% cuando tenían 20 años y un 45% cuando tenían 50. Las mujeres nacidas en 1960 ya trabajaban un 60% cuando tenían 20 años.
El aumento en la participación laboral femenina no vino acompañado de una disminución en la brecha salarial. Las mujeres seguían ganando un 60% de lo que ganaban los hombres.
Esto se debe a que muchas mujeres entraron en la fuerza laboral muy rápido. Esto significaba que no tenían mucha experiencia. Y las empresas pagan más a los trabajadores con experiencia. También se debe a que las mujeres se concentraban en trabajos que estaban peor pagados.
Otra razón es que las mujeres no tenían las mismas oportunidades de educarse y adquirir habilidades. Solo podían hacer trabajos que se aprendían rápido y en los que la experiencia no importaba mucho.
Hoy en día, la diferencia salarial se debe más a la discriminación: a pagar menos a las mujeres por ser mujeres. Esto empezó con las grandes empresas y sus departamentos de personal. Antes, con muchos pequeños empresarios, las mujeres podían irse a otro trabajo si eran discriminadas.
Pero cuando las empresas centralizaron sus políticas de recursos humanos, se dieron cuenta de que muchas mujeres no se quedaban en el trabajo el tiempo suficiente para recibir aumentos salariales. Así que ¿por qué recompensar a las mujeres que sí se quedaban? También influyó el prejuicio de los hombres, los empresarios y los clientes.
Lo más sorprendente de la transformación del papel de la mujer en la economía es lo mucho que tardó en ocurrir. A pesar de que la tasa de natalidad había bajado, había muchos trabajos de oficina en los que no se necesitaba fuerza física y las mujeres tenían acceso a la educación. Pero seguían habiendo barreras, como trabajos a tiempo completo, discriminación, actitudes sociales que consideraban que ciertos trabajos no eran apropiados para las mujeres y políticas de personal que prohibían contratar a mujeres casadas.
Al final, el gobierno federal tuvo que intervenir para eliminar las restricciones y costumbres que impedían que las mujeres tuvieran un papel más importante en la economía. La Ley de Derechos Civiles de 1964 prohibió la discriminación en el empleo por motivos de raza, color, religión, origen nacional o sexo. Los tribunales decidieron que la discriminación por sexo no debía ser tratada de la misma manera que la discriminación por raza, color o religión. Pero aun así, fue un avance.
Así que Claudia Goldin pudo terminar su libro diciendo que la discriminación de género podría desaparecer pronto. Estaba animada por el hecho de que cada vez más mujeres se graduaban en la universidad.
Pero incluso en la Edad Agraria, una sociedad con menos machismo habría sido mejor. Las mujeres podían haber hecho mucho más si hubieran tenido las mismas oportunidades que los hombres. Los economistas creemos que los grupos se hacen más productivos si son inclusivos y comparten los beneficios. Pero parece que la gente no lo veía así en la Edad Agraria.
El machismo empezó a desaparecer antes de 1870, pero fue durante el siglo XX cuando se debilitó por completo. La disminución de la mortalidad infantil, el aumento de la edad media de matrimonio y el aumento de los costes de criar hijos hicieron que la gente tuviera menos hijos. El número de años que las mujeres pasaban embarazadas y amamantando bajó de 20 a 4. Y el avance de la tecnología en el hogar hizo que fuera más fácil mantener la casa limpia y ordenada.
Todo esto hizo que las mujeres pudieran dedicar su tiempo a otras cosas. Y como dijo Betty Friedan, las mujeres solo podían tener igualdad si encontraban "identidad en el trabajo por el que la sociedad paga". Si las mujeres solo se dedicaban a trabajos domésticos que no eran remunerados, era fácil para los hombres menospreciar su trabajo.
Aunque la riqueza generada a partir de 1870 multiplicó las tiranías, el racismo y el machismo cedieron terreno, poco a poco. Este progreso hizo que la gente esperara que el mundo avanzara más rápido hacia la utopía. Pero el estatus social es casi un juego de suma cero. ¿Cómo se reconciliaron los que perdieron privilegios con la inclusión? Pues con el crecimiento económico rápido, las oportunidades y la movilidad social.