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Calculating...

A ver, a ver, ¿quiénes son los capitalistas ahora, eh? Bueno, para empezar, tenemos que recordar esa idea, ¿no?, de que los grandes capitalistas son los que controlan los medios de producción, las fábricas, las máquinas, todo eso, ¿no?

Entonces, si buscáramos a un Carnegie o un Rockefeller de hoy en día, pues, a lo mejor pensaríamos en Bezos, Gates, Musk... Esta gente tiene acciones en las empresas que crearon, eso sí, pero a diferencia de los de antes, ya no son dueños de las fábricas directamente, ¿me explico? Controlan las empresas, sí, pero...

Pero ojo, que aunque Bezos, Gates y Musk estén ahí arriba en la lista de los más ricos y tal, la mayoría de las empresas grandes, las manejan señores en traje y corbata... bueno, a veces sin corbata ya, ¿no? Gente que ha hecho carrera dentro de la empresa. De hecho, de las empresas más grandes, casi ninguna está controlada por sus fundadores.

Por ejemplo, Bezos ya le pasó la posta a Andy Jassy en Amazon. Y en Microsoft, Gates se la dio a Steve Ballmer, aunque no salió muy bien, la verdad. Después vino Satya Nadella, que entró a Microsoft como un empleado más. Musk sigue ahí al frente de Tesla y SpaceX, y ahora también de X, antes Twitter, aunque algunos querrían que se calmara un poco, je.

Y es que las habilidades de un buen directivo no son las mismas que las de un fundador, ¿no? Nadella es como el que le puso orden a Microsoft, como Sloan hizo con General Motors. Pero bueno, estos directivos no tienen los fans que tiene Elon Musk, claro. Hay un tal Doug McMillon que es el jefe de más gente que nadie, pero casi nadie lo conoce, ni siquiera los que compran en Walmart, fíjate tú. Y Françoise Bettencourt, que es la accionista principal de L’Oréal, pues, se dedica a tocar el piano, y el que maneja la empresa es Nicolas Hieronimus. Tuve que buscar el nombre, eh, que conste.

Luego están los rentistas, ¿no? Françoise Bettencourt y Alice Walton serían rentistas modernas. Gente que vive de las rentas, de los intereses, de las acciones que heredaron, y que no tienen un trabajo remunerado. Ya no hay tantos como antes, a menos que contemos a los jubilados, como Bill Gates y Jeff Bezos, por ejemplo, ¿no?

Ah, y los bancos, ¡ojo! A principios del siglo XX, J. P. Morgan creó la empresa más valiosa del mundo, US Steel. Hoy, el banco que fundó lo dirige Jamie Dimon.

Y luego tenemos a los que invierten en empresas nuevas, los de capital de riesgo, como John Doerr o Michael Moritz. Estos le dan plata a las empresas que recién empiezan, esperando que salgan a bolsa o que las compre otra empresa más grande. Y están los que invierten en empresas que ya están más establecidas, los de capital privado, como Steve Schwarzman o Henry Kravis. Estos compran empresas, mejoran sus ganancias y las venden después de unos años.

También están los que dan servicios de capital, como Prologis o AerCap. Le dan a las empresas el capital que necesitan para producir. Y la plata de estos, pues, viene de los ahorros de la gente y de los préstamos de los bancos.

Y no nos olvidemos de los directivos de las organizaciones económicas internacionales, como Christine Lagarde, Kristalina Georgieva, Ngozi Okonjo-Iweala, Ajay Banga... ¡Ojo! Que hay muchas mujeres en este grupo, eh. Parece que las mujeres han avanzado más rápido en política que en los negocios, y sobre todo, en las finanzas.

Y los "influencers", claro, como Charles Koch, Robert Mercer, George Soros. Estos usan su plata para tener influencia política.

Y los dueños de los medios de comunicación, como Rupert Murdoch y Jeff Bezos, que también intentan influir en la política.

Y los "traders", los que compran y venden activos financieros, como Goldman Sachs o Renaissance Technologies. La mayoría de las operaciones del sector financiero son para comprar y vender acciones, no para invertir en empresas nuevas.

Y los gestores de activos, como Blackrock, Fidelity, Vanguard. Blackrock maneja casi 10 billones de dólares. ¡Una barbaridad! Invierten en casi todas las empresas que cotizan en bolsa.

Y los inversores institucionales, como el fondo petrolero de Noruega o el sistema de pensiones de California, CalPERS. Estos tienen muchísima plata y la invierten en todo tipo de activos.

Así que, al final, ¿todos somos capitalistas ahora? Empresas como AerCap y Prologis son muy importantes, pero al final, son intermediarios. Sus acciones las tienen Blackrock, State Street y Vanguard, que son los que invierten en todas las empresas que cotizan en bolsa. Y la plata de estas empresas viene de los préstamos de los bancos, las aseguradoras y los fondos de pensiones.

Así que, al final de la cadena, estamos nosotros, la gente común. Los beneficiarios del fondo petrolero de Noruega son los noruegos. CalPERS invierte en nombre de los maestros, bomberos y policías de California. Los que tienen plata en los bancos J. P. Morgan Chase y BNP Paribas son los que prestan la plata a las empresas que dan servicios de capital. ¡Casi nadie sabe que está financiando los aviones en los que viaja! O los almacenes de Amazon que le traen cosas de China.

Así que sí, puede ser que todos seamos un poco capitalistas ahora. Mucha gente de mi edad encuentra en la casa de sus padres certificados de acciones de empresas que se privatizaron hace años. Pero bueno, poca gente tiene acciones directamente. La mayoría somos beneficiarios de la propiedad de acciones. La riqueza está más distribuida que antes, aunque no sea de forma igualitaria, eso sí. Pero más gente tiene algo de riqueza.

¿Y por qué? Pues, por varias cosas. Una es la vivienda: cada vez más gente tiene casa propia. Y los precios de las casas han subido mucho.

Otra es la jubilación. Antes, la gente se moría antes de jubilarse. Ahora, la gente vive muchos años después de jubilarse y tiene derecho a pensiones.

Y los sueldos han subido, así que la gente puede ahorrar. Y además, han aparecido muchas cosas nuevas en el mundo de las finanzas, desde los fondos de inversión hasta la banca por internet.

En muchos países, hasta los más pobres tienen algo de riqueza. Y los jubilados suelen tener bastantes ahorros. Así que, aunque la riqueza no esté distribuida de forma igualitaria, sí que está más repartida que antes. Así que, si quieres ver a un capitalista moderno, pues, mírate al espejo en tu propia casa, ¿quién sabe? A lo mejor te sorprendes.

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