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Calculating...

A ver, a ver, ¿cómo les explico esto? Estaba pensando, ¿no?, en cómo aprendemos, cómo realmente entendemos las cosas a fondo. Y me acordé de una técnica que me parece súper útil, la verdad. Se llama la técnica Feynman. Ajá, por Richard Feynman, el físico. Tipo listo, ¿eh? Nació en Nueva York y aunque tardó un poco en empezar a hablar, desde chico se notaba que era muy observador, muy inteligente. Sus padres siempre lo incentivaron a cuestionar todo, a pensar por sí mismo. De hecho, él solito se puso a estudiar matemáticas avanzadas cuando era adolescente. Y bueno, terminó estudiando en MIT y Princeton y ganó el Premio Nobel de Física. ¡Imagínate!

Pero, a ver, gente inteligente hay mucha, ¿no? Lo que hacía especial a Feynman era su habilidad para explicar ideas complicadas de una manera súper sencilla, súper clara. Él decía que a veces usamos palabras raras y complejas para esconder que en realidad no entendemos muy bien las cosas. Y tiene razón, ¿eh?

Entonces, la técnica Feynman, básicamente, es un modelo de aprendizaje que usa la enseñanza y la simplicidad para ayudarte a entender cualquier cosa, pero en serio, a fondo. Tiene cuatro pasos, básicamente.

El primero es como, poner el escenario, preparar el terreno. Agarras una hoja en blanco y escribes el tema que quieres aprender en la parte de arriba. Y ahí mismo empiezas a escribir todo lo que ya sabes sobre ese tema. Todo, todo, todo lo que se te venga a la cabeza.

Después, empieza el proceso de investigación, de aprendizaje, ¿no? Escucha clases, lee libros, mira videos, habla con otras personas sobre el tema, practica, haz ejercicios. Empieza por lo general y después profundiza en los detalles.

El segundo paso es enseñar. Sí, enseñar. Intenta explicar ese tema a alguien que no sabe nada al respecto. Puede ser un amigo, tu pareja, un compañero de trabajo, lo que sea. Lo importante es que sea alguien que no conozca el tema. Lo importante de este paso es que te obliga a simplificar lo que has aprendido, a explicarlo de forma sencilla, sin jerga ni acrónimos raros. A ver, que no tienes a nadie a quien enseñarle? No pasa nada. Agarra otra hoja en blanco y escribe todo lo que sabes sobre el tema, pero como si se lo estuvieras explicando a un niño. Con palabras sencillas, fáciles de entender.

El tercer paso es evaluar y estudiar. Pide opiniones, reflexiona sobre cómo te fue explicando el tema, sé honesto contigo mismo. ¿Fuiste capaz de explicarlo bien a alguien que no sabía nada? ¿Qué preguntas te hicieron? ¿En qué parte te frustraste? ¿En qué momento empezaste a usar palabras raras? Las respuestas a estas preguntas te van a mostrar las partes que todavía no entiendes del todo. Y ahí, vuelves al primer paso y estudias un poco más para llenar esos vacíos.

Y el cuarto paso es organizar, comunicar y revisar. Organiza tu entendimiento simple y elegante del tema en una historia o una narrativa clara y atractiva. Explícaselo a otras personas, repítelo, perfecciona tu explicación. Y después, revisa tu nuevo conocimiento, tu entendimiento profundo del tema.

En serio, la técnica Feynman es súper útil para aprender cualquier cosa. Los mejores emprendedores, inversores, pensadores, todos usan esta técnica, aunque a veces ni se dan cuenta. Lo que los hace especiales es que pueden romper la complejidad y explicar las ideas de forma sencilla, fácil de entender.

Es fácil complicar las cosas y tratar de impresionar a los demás, todos conocemos a gente que hace eso. Pero no te dejes engañar, la complejidad y las palabras raras a menudo esconden una falta de entendimiento real. Así que, usa la técnica Feynman: encuentra la belleza en la simplicidad.

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