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A ver, a ver... la verdad es que en estos tiempos, la palanca está ¡por todas partes! Y la curiosidad genuina, ¿sabes? Esa que te nace de dentro, pues resulta que ahora tiene unas recompensas económicas ¡nunca vistas! O sea, que si quieres una base sólida en tu carrera, lo mejor es que sigas esa curiosidad que te quema por dentro, en vez de ir como borrego detrás de lo que está de moda y parece que da dinero.
Y es que es curioso, ¿no? Porque es justo esa pasión, esas cosas que te encantan, lo que te lleva a tener conocimientos que solo tú, o cuatro gatos más, manejan. Si logras mezclar esa curiosidad con tus hobbies, ¡ahí tienes el secreto! Es mucho más probable que encuentres algo que te apasione de verdad.
Eso sí, si algo te flipa al principio y luego te aburre como una ostra, pues... eso solo era una distracción momentánea, ¿sabes? No era curiosidad genuina. Así que a seguir buscando, ¡no te rindas!
Yo, por ejemplo, en todo lo que hago, me centro en la cosa en sí. Es como en el arte, ¿viste? Da igual si estoy montando un negocio, dándole al gym, saliendo con alguien... Para mí, la gracia está en disfrutar el proceso, el momento. Y mira, ¡qué curioso! Cuando te concentras en eso, en el presente, ¡las cosas te salen mejor! Hasta para ganar pasta, ¡acabas siendo el que más gana!
De hecho, el año que más dinero gané, ¿sabes qué? Fue el que menos me esforcé y menos me preocupé por el futuro. Hacía las cosas por pura diversión, vamos, que le dije al mundo: "¡Me jubilo, no trabajo más!". Y así pude dedicar mi tiempo a lo que realmente me importaba. Y como solo me preocupaba del proceso, ¡los resultados fueron los mejores!
Cuanto menos te obsesionas con algo, menos miedos tienes, menos te aferras... Y al final, todo fluye, ¿sabes? Haces las cosas a tu manera, constante, y la calidad de tu trabajo mejora un montón.
No te vayas detrás de lo que está de moda, ¡busca lo que de verdad te interese! Y si esa curiosidad, esa pasión, además satisface una necesidad de la sociedad, ¡prepárate! Porque la recompensa económica va a ser brutal.
Además, es más probable que adquieras habilidades que la sociedad no puede enseñar con cursillos. Y es que si la sociedad puede formar a cualquiera, ¿para qué te va a pagar un dineral? Cualquiera te puede reemplazar. Lo importante es tener ese algo único que la sociedad necesita, ¡ese es el truco!
Si la sociedad te puede formar, ten por seguro que algún día también podrá programar una máquina para que te sustituya.
Así que, para ganar dinero, tienes que ofrecer algo que la sociedad necesita, pero que no sabe cómo conseguir. Mucha gente cree que en la escuela te enseñan a hacer dinero, pero no es verdad. La escuela no te enseña a "negociar", ¿me entiendes?
Piénsalo bien: ¿qué necesidades hay por ahí que no están cubiertas? ¿Cómo puedes ser el primero en ofrecer ese producto o servicio y hacerlo a lo grande? Ahí está el verdadero reto para ganar pasta.
La clave es identificar y satisfacer las necesidades de la sociedad. Y claro, cada generación necesita cosas diferentes, pero la mayoría tienen que ver con la tecnología, eso sí.
Cuando surge una nueva necesidad y tú eres el único que tiene las habilidades para cubrirla, ¡es tu momento! Puedes empezar a crear tu marca personal en redes, ofreciendo cosas gratis. A lo mejor arriesgas un poco, pierdes algo por el camino, pero te creas una reputación. Y cuando llegue la oportunidad, ¡boom! Aprovechas al máximo el apalancamiento para escalar tu producto o servicio.
Y hablando de apalancamiento, hay tres tipos, básicamente.
El primero es el apalancamiento laboral, que es tener gente trabajando para ti. Es el más antiguo, pero hoy en día no es el mejor, eh. Yo diría que es hasta el más primitivo, porque gestionar a otras personas es súper complicado, necesitas ser un líder de la leche, y al final te puedes ganar el odio de tus empleados.
El segundo es el apalancamiento de capital, que es usar el dinero para multiplicar tus decisiones. Es más moderno y requiere más habilidad. En el siglo XX, la gente se hizo rica con esto. Era la forma principal de apalancamiento.
Si miras a los más ricos, verás que son banqueros o políticos corruptos, gente que tiene acceso a cantidades enormes de dinero. O los jefazos de las grandes empresas, que, quitando las tecnológicas, la mayoría se dedican a las finanzas.
El apalancamiento del capital es brutal. Es más fácil gestionar dinero que personas, porque a medida que el capital crece, la gestión es mucho más sencilla que la de un equipo en expansión.
Y el tercero es el más nuevo y el más accesible para la gente normal. Es el de los "productos con coste marginal de reproducción cero".
Aquí entran los libros, el cine, el código... De todos los apalancamientos que no necesitan permiso de nadie, el código es el más poderoso. Solo necesitas un ordenador.
Ya no hablemos de ricos y pobres, de oficinistas y obreros. La nueva división es entre los que usan el apalancamiento y los que no.
El apalancamiento de productos con coste marginal cero es el que tienes que estudiar a fondo, el más importante. Es una forma de apalancamiento nuevísima, de hace pocos siglos. Empezó con la imprenta, se aceleró con la radio y la tele, y explotó con internet y la programación. No necesitas que nadie trabaje para ti ni que te invierta dinero. Puedes multiplicar tu trabajo por miles.
Este libro, por ejemplo, es un apalancamiento. Antes, si quería compartir mis ideas, tenía que dar una charla en persona, y como mucho llegaba a unos cientos de personas.
Este nuevo tipo de apalancamiento ha creado una nueva riqueza, ha creado a todos los nuevos multimillonarios. Antes, la riqueza la creaba el capital, y los que se hacían ricos eran los inversores.
Pero ahora, los nuevos ricos crean su fortuna con código o con medios. Un podcast como el de Joe Rogan le genera entre 50 y 100 millones al año. O PewDiePie, el youtuber, que seguro que gana más de lo que dicen las noticias. Y luego están los Bezos, Zuckerberg, Page, Brin, Gates, Jobs... Todos ellos se hicieron ricos con el apalancamiento del código.
Y lo mejor de este nuevo apalancamiento es que no necesitas permiso de nadie para usarlo o para tener éxito. Para usar el apalancamiento laboral, necesitas que alguien decida seguirte. Para usar el apalancamiento de capital, necesitas que alguien te dé dinero para invertir o crear un producto.
Pero para programar, escribir un libro, grabar un podcast, tuitear, hacer un vídeo, ¡no necesitas el permiso de nadie! Por eso este nuevo apalancamiento es un igualador, reduce las diferencias entre las personas y hace la sociedad más justa. Un buen programador tiene un montón de máquinas trabajando para él. Escribe el código y las máquinas se ponen a trabajar y a generar dinero mientras él duerme.
Alquilar tu tiempo es la manera más segura de no hacerte rico.
Así que, estés en la etapa que estés, tu objetivo debe ser aumentar tu independencia, no subir de puesto en el trabajo. Lo ideal es ser independiente y responsable de tus propios resultados, no de las horas que echas, ¿me sigues?
La humanidad está evolucionando. Antes no existía el apalancamiento. Si te ayudaba a cortar leña, esas 8 horas de trabajo solo producían 8 horas de resultado. Pero luego inventamos el apalancamiento: el capital, la cooperación, la tecnología, la productividad... Y ahora, como trabajador, tienes que maximizar el apalancamiento para generar un impacto enorme con tu tiempo y tu esfuerzo limitados.
Un trabajador que usa el apalancamiento produce miles de veces más que uno que no lo usa. Y para los que usan el apalancamiento, la capacidad de juicio es mucho más importante que las horas que echan o lo mucho que se esfuerzan.
Hay gente que multiplica por 1000 la eficiencia de la programación. Un buen ingeniero de software puede escribir un pequeño código, crear un pequeño programa, y generar 500 millones de valor para una empresa. Pero 10 ingenieros, echando 10 veces más horas, pueden perder el tiempo si eligen el modelo equivocado, el producto equivocado, la forma de programar equivocada o la estrategia de marketing viral equivocada. No hay una relación directa entre lo que inviertes y lo que obtienes, sobre todo para los que usan el apalancamiento.
Uno de los objetivos de la vida debería ser controlar tu tiempo. El trabajo ideal es el que te permite usar el apalancamiento. Así controlas tu tiempo y eres responsable de tus resultados. Si ofreces una solución genial a una empresa, y nadie sabe cómo lo has hecho, te van a pagar sin parar para que sigas ofreciendo ese producto o servicio. Y lo consigues gracias a tu pasión, tu habilidad o tu talento.
Si tienes una especialidad, eres responsable y sabes cómo usar el apalancamiento, la sociedad te recompensará con dinero en proporción a tu valor. Así ahorras tiempo y te vuelves súper eficiente. No necesitas ir a reuniones por ir, ni aparentar que trabajas mucho, ni justificar tu trabajo con informes. Solo te concentras en el trabajo en sí.
Y si te concentras en el trabajo, la eficiencia se dispara. Puedes organizar tu trabajo como te dé la gana, trabajar cuando estás con energía y no perder el tiempo cuando estás pachucho. Así ganas tiempo para ti.
Lo de trabajar 40 horas a la semana es cosa de la era industrial. Los trabajadores del conocimiento se organizan como los deportistas: entrenan, dan el sprint, descansan y evalúan.
Las ventas son un buen ejemplo, sobre todo las ventas de alto nivel. Un agente inmobiliario puede no ser lo ideal por la competencia que hay. Pero si te conviertes en un crack de la autopromoción y de la venta de casas, puedes vender una mansión de 5 millones en menos tiempo del que otro tarda en vender un piso de 100.000. No hay una relación directa entre lo que inviertes y lo que obtienes.
En la creación y venta de cualquier producto pasa lo mismo. Hay dos tipos de trabajos: los que tienen apalancamiento y los que no. Así que evita los trabajos de soporte, como atención al cliente. Ahí la relación entre lo que inviertes y lo que obtienes es muy directa.
La desconexión entre lo que inviertes y lo que obtienes se debe a las herramientas y al apalancamiento. Cuanto más creativo es un trabajo, más desconexión hay. Y los trabajos donde la relación es muy directa son difíciles para crear riqueza.
Si quieres entrar en una empresa tecnológica top, tienes que saber vender o crear. Y si no sabes, ¡aprende!
Aprende a vender, aprende a crear. Si dominas las dos, ¡serás imparable!
Pero claro, vender y crear son conceptos muy amplios. Crear un producto es difícil, porque hay muchas variables: diseño, desarrollo, fabricación, logística, compras... Incluso el diseño y la operación del servicio. Así que "crear" tiene muchas definiciones.
Cada sector tiene sus "creadores". En el sector tecnológico son los CTO, los programadores, los ingenieros de software y hardware. Hasta en el sector de la lavandería hay "creadores": los que diseñan el servicio, los que se aseguran de que todo funcione, los que se encargan de que la ropa llegue al sitio correcto a la hora correcta...
Y luego está el concepto de vender. Que tampoco es solo vender productos a clientes. También es marketing, comunicación, contratación, captación de fondos, motivación de empleados, relaciones públicas... ¡Es muy amplio!
Usa la cabeza para ganar dinero, no el tiempo.
Volviendo al sector inmobiliario, el trabajo más básico es el de reparación de viviendas. El técnico va a casa del cliente a las 8 de la mañana y cobra 10 o 20 dólares por hora. Ahí no hay apalancamiento. Tiene cierta responsabilidad, pero no mucha, porque solo responde ante el jefe, no ante el cliente. No tiene ninguna especialidad, porque lo que hace lo puede hacer cualquiera. Por eso no gana mucho dinero. Si vendes tus habilidades, si alquilas tu tiempo, solo te van a pagar un poco más que el sueldo mínimo.
Un escalón por encima están los contratistas, los que construyen casas para los propietarios. Firman contratos de 50.000 dólares, les pagan 15 dólares la hora a los trabajadores y se quedan con la diferencia.
Ser contratista es mejor que ser técnico. Pero ¿cómo sabes que es mejor? ¿Cuál es la diferencia? Pues que el contratista tiene más responsabilidad. Responde por los resultados. Si el proyecto no va bien, no duerme por las noches. Contrata a trabajadores, con lo que tiene apalancamiento laboral. Y tiene más especialización: cómo organizar un equipo, cómo asegurarse de que cumplan los plazos, cómo lidiar con las leyes municipales...
Y un escalón más arriba están los promotores inmobiliarios. Compran terrenos, contratan a contratistas para mejorar las propiedades y luego las venden, ganando dinero. Pueden pedir un préstamo o buscar inversores para comprar el terreno, luego lo derriban, construyen y venden. Los trabajadores ganan 15 dólares la hora, los contratistas ganan 50.000 por proyecto, y los promotores ganan mucho más. Compran barato, venden caro y se quedan con 500.000 o un millón de beneficios. ¿Qué tienen que hacer? Asumir una gran responsabilidad.
Los promotores asumen más riesgos y responsabilidad, tienen más apalancamiento y más especialización. Conocen la financiación, las leyes municipales, el mercado inmobiliario... Y tienen que saber si vale la pena asumir el riesgo. Es mucho más difícil que ser contratista.
Otro escalón más arriba están los gestores de fondos inmobiliarios. Tienen un gran apalancamiento de capital. Trabajan con muchos promotores y acumulan un montón de casas.
Y el último escalón sería alguien que quiera tener el máximo apalancamiento en el sector inmobiliario y tenga la máxima especialización. Alguien que diga: "Conozco el sector inmobiliario de arriba a abajo: construcción, gestión, ventas, mercado... También conozco el sector tecnológico, sé cómo contratar a desarrolladores, cómo programar, cómo crear un buen producto, cómo conseguir financiación, cómo funciona la tecnología y las finanzas...".
Pero claro, eso no es realista, nadie sabe tanto. Para conseguirlo, tienes que juntar a gente con diferentes habilidades y formar un equipo. Así, entre todos, tienen la especialización en tecnología e inmobiliaria. Es una apuesta arriesgada, pero con mucha recompensa. La empresa asume mucha responsabilidad y mucho riesgo, porque los emprendedores invierten todo su tiempo y su energía. Contratan a muchos desarrolladores, que es apalancamiento de código. La inversión y el capital inicial de los emprendedores es apalancamiento de capital. Y contratan a los mejores profesionales, como ingenieros, diseñadores y expertos en marketing, que es apalancamiento laboral.
Y al final, pueden crear empresas como Trulia, Redfin o Zillow, con un potencial de creación de riqueza de cientos o miles de millones.
A medida que subes de nivel, el apalancamiento es mayor, la responsabilidad es mayor y la especialización es mayor. Aumenta el apalancamiento laboral con el apalancamiento de capital, y luego añade el apalancamiento de código. Así, la empresa crece y tiene todo el potencial de generar un valor enorme, en vez de solo cobrar un sueldo.
Empieza cobrando un sueldo, apunta alto, busca más apalancamiento, asume más responsabilidad y aprende más. Si lo juntas todo, con el poder del interés compuesto, te puedes hacer muy rico.
Lo único que tienes que evitar es la ruina.
Evitar la ruina significa no acabar en la cárcel. Así que no hagas nada ilegal. No vale la pena arriesgar tu libertad y tu reputación por nada. Evita las pérdidas catastróficas. Evitar la ruina también significa no hacer cosas que pongan en riesgo tu seguridad o tu salud. Tienes que cuidar tu cuerpo.
No hagas cosas que te hagan perderlo todo. No te la juegues a una sola carta. Apuesta a cosas que tengan muchas posibilidades de éxito y que te den grandes beneficios.