Chapter Content

Calculating...

A ver, a ver, ¿por dónde empiezo? Mmm... pues estaba pensando en esto de aprender en público, ¿no? Que, mira, parece una cosa súper moderna, de redes sociales y tal, pero en realidad tiene más historia que el hilo negro, ¿eh? O sea, desde Galileo, ¡imagínate! El tío, en lugar de contarle a todo el mundo lo que había visto de Saturno, se curró un anagrama para asegurarse la primicia. Algo así como patentar su descubrimiento a lo bestia, ¿no?

Y luego, fíjate qué cambio, ¿no? Siglos después, tenemos a Tim Gowers, un matemático de estos cracks, publicando sus problemas en un blog. ¿Te imaginas? Invitar a todo el mundo a colaborar, a comentar, a dar ideas... ¡una locura! Pero, oye, le funcionó. En nada de tiempo, un montón de matemáticos se pusieron a currar y resolvieron el problema y otro más difícil todavía. Increíble, ¿verdad?

Yo creo que la clave está en esto de la transparencia radical, ¿sabes? En lugar de esconder lo que estás haciendo hasta que sea perfecto, lo compartes todo, con los errores y todo. Y eso permite que otros te ayuden, que construyan sobre tus ideas, que el conocimiento crezca mucho más rápido.

Y no es solo para matemáticos o científicos, ¿eh? También vale para la vida, para el día a día. Por ejemplo, conozco a un chico, KP, que se mudó de India a Estados Unidos y empezó a compartir todo lo que aprendía sobre el sistema de inmigración, sobre cómo crear una audiencia en Twitter, sobre herramientas de inteligencia artificial... ¡de todo! Y ¿sabes qué? Eso le ayudó un montón a conseguir sus objetivos, a construir su carrera.

Lo que pasa es que, claro, no es fácil, ¿eh? O sea, ¿cuánto compartes? ¿Dónde lo compartes? ¿Con quién? Es un poco como meterte en la arena pública, ¿no? Como en la antigua Grecia, que la gente iba al ágora a debatir, a compartir ideas... Pero claro, ahora no hay un ágora universal, ¿no? Está todo más fragmentado, más online.

Por eso, es importante empezar poco a poco, con pequeños experimentos. Por ejemplo, yo una vez hice un pacto para meditar todos los días. Y al principio me costaba un montón, ¿eh? Me aburría, me distraía... Pero decidí hacerlo público, compartir mis progresos en un documento online. Y la gente me daba consejos, me animaba, me decía que era normal que me pasaran ciertas cosas... Y eso me ayudó un montón a seguir adelante.

Y ¿sabes qué pasó? Que al final, ¡me empezó a gustar meditar! ¡Increíble! Ahora es un hábito, aunque a veces me salte algún día, pero bueno... Lo importante es que me ha cambiado la vida.

Así que, si hay algo que siempre has querido hacer pero nunca te has atrevido, te animo a que lo intentes en público. Haz un pacto contigo mismo, elige una plataforma para compartir tus progresos y empieza a practicar.

Pero, ojo, que hay que hacerlo bien, ¿eh? Primero, haz un compromiso público, cuenta a la gente lo que vas a hacer. Eso te dará más responsabilidad para seguir adelante. Luego, elige una plataforma que te resulte cómoda, que sea fácil de usar. Y por último, practica y mejora poco a poco, basándote en el feedback que recibas.

Y sobre todo, no tengas miedo de mostrarte vulnerable, de compartir tus errores, tus dudas... Eso es lo que conecta con la gente, lo que genera confianza.

Por ejemplo, hay una chica, Steph Smith, que tiene una página web donde comparte sus objetivos de ejercicio, los libros que está leyendo, los cursos que está haciendo, los proyectos en los que está trabajando... ¡de todo! Y la gente le escribe un montón para preguntarle cosas, para darle consejos... Porque ven que detrás de todo eso hay una persona real, con sus luchas y sus éxitos.

Aprender en público es lo contrario de pretender que lo sabes todo. Es compartir tu trabajo real, en tiempo real. Es abrir tu cuaderno y mostrar todos los tachones, las ideas a medio cocer, los garabatos... Es decir "no lo sé" y pedir ayuda a los demás.

Eso sí, hay que tener cuidado, ¿eh? No vaya a ser que te obsesiones con la validación externa, con los likes y los comentarios. Lo importante es que sigas tus propios criterios, que te centres en lo que de verdad te importa. Y también, que estés dispuesto a escuchar el feedback constructivo, a reconocer tus errores y a aprender de ellos.

Al final, se trata de crear una comunidad, de compartir el conocimiento, de avanzar juntos. Como dijo Gowers, muchas veces las ideas más interesantes surgen de un comentario casual de otra persona.

Y bueno, ya para terminar, que me estoy enrollando mucho... No tengas miedo, lánzate a aprender en público. Empieza poco a poco, a tu ritmo. No hace falta que seas un experto en nada. Lo importante es que seas curioso, que tengas ganas de aprender y de compartir. ¡Y a disfrutar del camino!

Go Back Print Chapter