Chapter Content
Okay, a ver, vamos a hablar un poquito sobre la riqueza física, ¿no? Que es un tema que a veces dejamos un poco de lado, pero que, mira, es fundamental. Y la pregunta clave aquí, la que realmente nos tiene que hacer pensar, es: ¿te ves bailando en tu fiesta de 80 años? ¿Eh? Da que pensar, ¿verdad?
Porque, claro, la riqueza física no es solo tener un cuerpazo, sino sentirse bien, tener energía, poder disfrutar de la vida. Y para llegar a eso, hay tres pilares básicos. Primero, el movimiento. No se trata de matarse en el gimnasio, ¿eh? Sino de mover el cuerpo a diario. Una combinación de ejercicio cardiovascular, un poco de pesas para la fuerza, y cosas que te den estabilidad y flexibilidad, como yoga o pilates, yo que sé. Lo importante es moverse.
Luego está la nutrición, ¡ah! Eso siempre es un rollo para algunos, ¿verdad? Pero bueno, la idea es comer comida de verdad, alimentos enteros, poco procesados. Intentar cubrir todas las necesidades nutricionales con la comida, y si hace falta, pues tomar algún suplemento vitamínico, algo así, para asegurarnos de que no nos falta de nada.
Y por último, pero no menos importante, el descanso. Dormir bien, eh, dormir a pierna suelta. Siete horas o más cada noche, y sentir que realmente has descansado, que te has recuperado. Y además del sueño, pues otras actividades que te ayuden a relajarte y recuperarte, como meditar, darte un baño caliente, o simplemente leer un libro tranquilo.
Ahora, para saber dónde estamos en este camino hacia la riqueza física, hay como un pequeño test, ¿vale? Te haces estas preguntas y te das una puntuación. ¿Me siento fuerte, sano y vital para mi edad? ¿Muevo mi cuerpo regularmente y tengo un estilo de vida activo? ¿Como principalmente alimentos enteros y poco procesados? ¿Duermo siete horas o más y me siento descansado? Y por último, ¿tengo un plan claro para estar en forma en mis años venideros? A cada pregunta le pones un cero si no estás de acuerdo, un uno si no estás muy de acuerdo, un dos si te quedas neutral, un tres si estás de acuerdo y un cuatro si estás totalmente de acuerdo. Al final, sumas todos los números y tienes tu puntuación base. Así sabes cómo andas.
Y después, claro, tienes que ponerte objetivos, ¿no? O sea, usar un marco para crear tu propia brújula de la riqueza física. ¿Qué puntuación quieres alcanzar en un año? ¿Cuáles son los dos o tres puntos que necesitas alcanzar para lograr esta puntuación? Y luego, es importante saber qué quieres evitar, ¿no? Dos o tres cosas que no quieres que te ocurran en este camino.
Y finalmente, hay que pensar en los sistemas, las rutinas que vas a implementar para avanzar hacia tu objetivo. ¿Cuáles son los dos o tres sistemas que vas a usar para hacer un progreso tangible?
Así que, para empezar con buen pie, te propongo un reto de una semana, una especie de "jump start", ¿sabes? Siete días seguidos de tu primer Desafío de 30 Días de Riqueza Física. Elige el nivel que te venga bien. Si estás empezando, pues el nivel Bronce es perfecto. Si ya estás en forma, pues puedes probar con el nivel Oro.
Y para llevar un control de todo, puedes usar una hoja de cálculo o una plantilla para registrar tu progreso diario. Y lo mejor de todo, ¡busca un compañero o compañera! Así es más fácil motivarse y seguir adelante. Creas un grupo o un sistema para comunicaros vuestro progreso diario. Cada vez que completéis algo, simplemente escribís "Hecho". Y listo, a por ello.