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Calculating...

Bueno, a ver, hoy quiero hablarles de algo súper importante: cómo entender lo que tu cuerpo te está diciendo, ¿no? Porque muchas veces vamos al médico, nos hacen análisis y salimos igual, o peor, sin entender nada.

Y es que, ¡ojo!, tu cuerpo tiene todas las respuestas. Y no solo eso, sino que ahora tenemos herramientas increíbles para escucharlo, para "leer" esos datos que nos da.

Por ejemplo, les cuento una historia. Había una chica, Emily, que estaba embarazada. Como todas las embarazadas, le hicieron la prueba esa del azúcar, ¿saben?, la que te dan un jarabe súper dulce y luego te sacan sangre. Le dijeron que estaba bien, que no tenía diabetes gestacional.

Pero resulta que Emily tenía un aparatito en el brazo, un medidor continuo de glucosa, ¡imagínense! Entonces, ella pudo ver cómo su azúcar subía y subía después de esa prueba, ¡pero mucho! Estaba en niveles de diabetes gestacional, ¡horas después! Y claro, con un solo análisis, el médico no vio nada.

Sin ese aparatito, Emily se habría ido a casa sin saber que tenía un problema que podía afectar a su bebé y a ella misma. ¡Qué fuerte!, ¿no?

Ella misma decía que antes de usar el medidor, su cuerpo era un misterio. No entendía por qué se sentía cansada o estresada. Pero ahora, ¡claro!, veía la conexión con lo que comía. Y lo más interesante es que cambió su mentalidad. Ya no veía la comida como un enemigo, sino como una herramienta para cuidar su salud a largo plazo. ¡Qué importante es eso!

Y es que, a ver, entendemos más de cómo funcionan nuestros coches o nuestras finanzas que de nuestro propio cuerpo, ¡qué ironía! Nos cuesta un montón conseguir información básica sobre nuestra salud.

Y luego, ¿qué pasa cuando vamos al médico? Pues, muchas veces nos dicen: "Todo está bien, no te preocupes". ¡Pero tú te sientes fatal! O al revés, "Este valor está un poco alto, te voy a dar esta pastilla", sin explicarte nada más, sin hablar de qué puedes hacer tú para solucionarlo.

La verdad es que muchos médicos no saben interpretar bien los análisis. Saben darte una pastilla si el potasio está bajo o si el colesterol está alto, pero si les preguntas por qué pasa eso o cómo se conectan los diferentes resultados, te miran con cara de póker.

Pero, ¡ojo!, que esto está cambiando. Ya no necesitamos depender tanto de los médicos para interpretar nuestros análisis. Ahora tenemos lo que llaman "bio-observabilidad", que es la capacidad de observar nuestra propia biología con aparatos y pruebas.

Eso sí, ¡ojo!, no hay que confiar ciegamente ni en el médico ni en mí, ¡eh! Hay que confiar en tu propio cuerpo. Él te habla a través de los síntomas y de los datos que puedes obtener.

Estamos en un momento increíble en la historia, donde podemos vivir más tiempo y más sanos, pero para eso tenemos que optimizar nuestro cuerpo. Tú eres el responsable de entenderlo. A lo mejor te han hecho creer que no eres capaz, que no sabes, pero eso se acabó. Ahora puedes tomar el control de tu salud.

Para empezar, los síntomas son un regalo. Muchas veces oigo a gente que dice que se siente bien, pero luego, cuando les preguntas en detalle, tienen un montón de síntomas: dolor de cuello, resfriados frecuentes, eccema, dolor de espalda, acné, dolor de cabeza, hinchazón, cansancio...

¡Eso no es normal! Deberíamos sentirnos increíbles la mayor parte del tiempo. Pero hemos normalizado tanto el sentirnos mal que ni siquiera nos imaginamos lo que es estar sin síntomas. Cada uno de esos síntomas es una señal de que tus células no están recibiendo lo que necesitan.

Así que, hazte caso a lo que sientes. Cuando te duela el cuello, piensa si has dormido bien y cómo estás de estrés. Si tienes ansiedad, piensa si has hecho ejercicio y cuánto alcohol has bebido. Si te sale un grano, piensa si has comido algo con azúcar sin darte cuenta.

Y luego están los análisis de sangre, claro. Triglicéridos, glucosa en ayunas, colesterol "bueno", colesterol "malo"... Todos asentimos cuando el médico nos habla de estos números, pero pocos entendemos qué significan.

Pues bien, esos números pueden darnos pistas muy importantes sobre nuestra salud. Lo que queremos saber es si estamos dentro de ese pequeño porcentaje de personas que tienen los valores metabólicos básicos dentro de lo normal, sin necesidad de medicación.

Para eso, necesitas tener tus análisis, tu tensión arterial y una cinta métrica. Sí, sí, una cinta métrica para medirte la cintura.

Y es que, ¡ojo!, tenemos que entender los cinco valores básicos que nos miden en los análisis:

Primero, los triglicéridos. Si los tienes altos, es una señal de que estás comiendo demasiado azúcar, hidratos de carbono refinados y/o alcohol, y que no te estás moviendo lo suficiente. Tienes que reducir los refrescos, los dulces, el pan blanco, la pasta, los bollos y aumentar la actividad física.

Segundo, el colesterol HDL, el "bueno". Este te ayuda a limpiar las arterias y a prevenir enfermedades del corazón. Así que, ¡quieres tenerlo alto!

Tercero, la glucosa en ayunas. Si la tienes alta, es una señal de que tu cuerpo no está dejando entrar el azúcar en las células.

Cuarto, la tensión arterial. Si la tienes alta, estás dañando tus vasos sanguíneos.

Y quinto, la circunferencia de la cintura. Si tienes mucha grasa en la barriga, es una señal de que tienes grasa alrededor de los órganos, y eso es peligroso.

Luego, puedes calcular tu ratio triglicéridos/HDL. Divide tus triglicéridos entre tu HDL. Si el resultado es mayor de 3, ¡ojo!, puede ser señal de resistencia a la insulina.

Además de estos análisis básicos, hay otros seis que son muy importantes: la insulina en ayunas, la PCR ultrasensible (para medir la inflamación), la hemoglobina glicosilada (para ver tus niveles de azúcar a largo plazo), el ácido úrico y las enzimas hepáticas (AST, ALT y GGT), y la vitamina D.

Y luego, claro, están las herramientas que nos dan información en tiempo real, como los medidores continuos de glucosa y los dispositivos que miden el sueño y la actividad física.

Con un medidor continuo de glucosa, puedes ver cómo tu cuerpo reacciona a cada comida, a cada ejercicio, a cada noche de sueño, a cada momento de estrés. ¡Es una información increíble!

Y con los dispositivos que miden el sueño y la actividad física, puedes saber cuántas horas duermes, cuántos pasos das al día, cuál es tu ritmo cardíaco en reposo, cómo de variable es tu ritmo cardíaco... Todo esto te da pistas sobre tu nivel de estrés y tu capacidad de recuperación.

En fin, estamos entrando en una era donde podemos entender nuestro cuerpo como nunca antes. Podemos usar la tecnología para tomar el control de nuestra salud y vivir una vida más larga y más sana.

Así que, ¡anímate!, empieza a escuchar a tu cuerpo, hazte análisis, usa herramientas que te den información en tiempo real y toma decisiones informadas para cuidar tu salud. ¡Vale la pena!

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