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Calculating...

A ver, a ver, de qué vamos a hablar hoy... Ah, sí, ¡de nuestra "personalidad de marcha"! O sea, cómo de fácil nos adaptamos a diferentes situaciones, ¿sabes? Todos somos diferentes, ¿no? Algunos, con un pequeño empujón, ¡pum!, suben de marcha rapidísimo. Otros, en cambio, necesitan un empujón mucho más fuerte. Y la mayoría, pues, estamos en un punto intermedio, ¿no crees?

Y es que esto explica, fíjate, por qué algunas personas toleran mejor la incertidumbre que otras. O por qué a algunos les cuesta horrores concentrarse, entrar "en la zona", mientras que para otros es pan comido. Incluso, por qué el mismo ambiente puede poner a uno de los nervios y a otro, ¡aburrirlo mortalmente!

Piensa en las bolsas de valores, ¿no? Tienes a los traders, súper tranquilos, mirando esas pantallas llenas de números que cambian todo el rato. Y luego, tienes a los matemáticos, súper cautelosos, preocupados por si hay un error minúsculo en un algoritmo. Los dos están concentrados, pero cada uno necesita un nivel de estímulo diferente para llegar ahí.

Entonces, para controlar nuestras "marchas" es importantísimo conocerte a ti mismo, ¿no? Saber dónde te encuentras en ese espectro. ¿Te gustan los ambientes estimulantes? ¿O prefieres algo más tranquilo? ¿Rindes mejor bajo presión? ¿Te estresan más las cosas pequeñas que a los demás? Porque muchas veces nos metemos en cosas que no nos van, ¿no? Un médico que empieza con toda la ilusión del mundo y acaba quemadísimo. O un emprendedor que quiere cambiar el mundo y se da cuenta de que su trabajo no le llena para nada. Por eso, entender tu "personalidad de marcha" te ayuda a encontrar ambientes donde puedas prosperar, ¿sabes?

Por ejemplo, si te gusta la presión, si necesitas plazos para motivarte, si te sientes con energía cuando tienes un reto… ¡lo tuyo es una "marcha dura"! Necesitas más estímulo para ponerte en marcha y, luego, para no bajar el ritmo, ¿no?

Tengo un amigo, por ejemplo, que es trader. Maneja millones de dólares y toma decisiones importantísimas, pero está tan acostumbrado a la presión que hasta se echa una siesta después de comer, imagínate. Una vez me dijo que quería aprender a hacer yoga, y se propuso ponerse de cabeza sin ayuda en poquitos días. No le gusta el peligro, sino controlarlo. Como no se pone nervioso fácilmente, necesita situaciones de mucha incertidumbre, como la bolsa o esquiar en sitios peligrosos, para sentirse bien. A muchos nos daría pánico, pero a él le dan justo el nivel de desafío que necesita.

Y luego hay un caso especial, ¿no? El TDAH. Algunos expertos piensan que las personas con TDAH a veces están como "atascadas" en la primera marcha y les cuesta mucho activarse. Por eso, la hiperactividad, la búsqueda de emociones fuertes… serían intentos de subir la marcha, ¿sabes? Necesitan más estímulo, más incertidumbre. Y una vez que consiguen concentrarse, ¡son incluso mejores que los demás!

Incluso se ha visto que en el pasado, en las tribus de cazadores-recolectores, el TDAH podía ser útil, ¿no? Eran los que se arriesgaban, los que exploraban, los que buscaban conocimiento. No se quedaban pensando demasiado en los momentos críticos. Si todos fueran así, la tribu estaría en peligro constante. Pero si solo eran algunos, podían proteger al resto sin arriesgar a todo el mundo. O sea que, aunque en el mundo moderno el TDAH pueda ser un problema, igual es una ventaja para la supervivencia de la especie, ¿quién sabe?

Y ojo, que muchos con TDAH aprenden a evitar lo que les aburre y se centran en lo que les motiva, ¿eh? Hay un campeón de rugby, por ejemplo, que dice que su TDAH es su "superpoder" y que gracias a él ha conseguido todo en el deporte. Y luego, pues, hay gente como Leonardo da Vinci, Richard Branson, Jamie Oliver, Michael Phelps… ¡todos genios con fama de tener TDAH!

Pero claro, también están los que tienen la "marcha blanda", ¿no? Los que se activan a la mínima. ¡Con un susurro ya se ponen a tope! Y luego, es dificilísimo calmarlos. Con un mensaje del móvil ya se ponen como si hubiera un incendio. Prefieren ambientes tranquilos, con menos estímulos.

Ojo, que la "personalidad de marcha" no es fija, ¿eh? Cambia con las experiencias. Un soldado que vuelve de la guerra puede necesitar más estímulo para estar tranquilo, por ejemplo. O alguien que viene de un pueblo pequeño se puede agobiar con el ruido de la ciudad hasta que se acostumbra. Como decía un psicólogo: lo que tolera un taxista de Nueva York no es lo mismo que lo que tolera un campesino de Bali, ¡claro!

Y a veces, estos cambios son peligrosos, ¿eh? Si nos acostumbramos a tener siempre estímulos fuertes, al final dependemos de ellos para activarnos. Nos cuesta concentrarnos en cosas normales. Por eso hay estudios que relacionan el tiempo que pasamos frente a las pantallas de jóvenes con el diagnóstico de TDAH de adultos, fíjate.

Pero bueno, ¡que la solución está en el problema! Si tu "marcha" puede cambiar en una dirección, también puede cambiar en la otra. Puedes aprender a regularte, a concentrarte, practicando. La meditación, por ejemplo, es buenísima para eso. Y ahora hay aplicaciones para el móvil que te ayudan. Un estudio demostró que usando una app de meditación la gente mejoraba su capacidad de atención en solo seis semanas, ¿eh?

Y luego, una vez que conoces tu "personalidad de marcha", es importante que identifiques tus "aceleradores personales", ¿sabes? ¿Qué es lo que te pone de los nervios? ¿Qué te da miedo? ¿Qué te saca de quicio? Así puedes evitar las cosas que te hacen subir demasiado de marcha.

Por ejemplo, un chico que de pequeño no se concentraba en clase. Distraía a los demás, no quería aprender... Hasta que un día, su padre le dio un libro más difícil y, ¡de repente!, se quedó enganchado. Se concentró durante horas. Sus profesores empezaron a darle cosas más difíciles y acabó siendo uno de los mejores estudiantes de su escuela. Necesitaba un reto para activarse. Pero luego, se ponía súper nervioso si tenía que coger un tren o cumplir un plazo. ¡Ahí su "marcha" se volvía súper sensible!

Así que, cuando empezó a trabajar, se dio cuenta de que las tareas que le daban sensación de control, como organizar cosas, le ayudaban a calmar la ansiedad. Así que se dedicaba a eso, aunque le diera más trabajo. Y con el tiempo, como tenía menos plazos, se convirtió en un líder buenísimo, capaz de superar cualquier reto.

O sea que, cada uno somos un mundo, ¿no? Tenemos una forma de ser única, influenciada por nuestra genética y por nuestras experiencias. A alguien le puede encantar esquiar, pero tener pánico a montar a caballo porque se cayó de pequeño. Otro puede ser inmune al ruido de la oficina, pero no soportar los pensamientos que le dan vueltas en la cabeza.

Pero bueno, si todos tuviéramos la misma "personalidad de marcha", ya nos habríamos extinguido, ¿eh? Que haya gente que le guste el riesgo y gente que prefiera la tranquilidad nos ha ayudado a superar todo tipo de problemas y a avanzar como civilización. Los que no se inmutaban ante el peligro nos protegían de los depredadores. Los que disfrutaban de la calma descubrían nuevas plantas. Los aventureros exploraban lo desconocido. Y los que preferían pensar tranquilos creaban las matemáticas.

Quién sabe, igual con el cambio del mundo, cada uno se adapta de una manera. A algunos les encantará vivir en un mundo acelerado, incierto y lleno de información. Pero a otros les resultará imposible.

Y para saber cómo es tu "personalidad de marcha", ¿sabes qué puedes hacer? Un truco fácil, ¿eh? Ponte en un cuarto oscuro y tranquilo, cierra los ojos y quédate ahí 20 minutos. A media mañana o a media tarde, ¿eh? Que no estés cansado ni hayas tomado café.

Si te duermes rapidísimo, antes de los 20 minutos, tu "marcha" es más bien dura. Si al cabo de 20 minutos sigues igual de despierto, tu "marcha" es más bien blanda. (Los que tienen insomnio suelen estar siempre "a tope", ¿eh?) Y si te entra sueño al final, pues tu "marcha" está en un punto intermedio. Pero lo mejor es que lo hagas varias veces, ¿eh? Así evitas que un día puntual te influya en el resultado.

¡Y ya está! Así tienes una idea de cómo eres, ¿no? ¡Hasta la próxima!

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